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China termina muro forestal de 3.000 km para frenar desierto

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DW

China ha finalizado una campaña de 46 años para rodear de árboles su mayor desierto, como parte de los esfuerzos nacionales para acabar con la desertización y frenar las tormentas de arena que asolan partes del país durante la primavera, informaron medios estatales a finales de noviembre.

Un «cinturón verde» de unos 3.000 km (2.000 millas) alrededor del Taklamakan se completó en la región noroccidental de Xinjiang, después de que los trabajadores plantaran los últimos 100 metros de árboles en el borde sur del desierto, dijo el Diario del Pueblo, dirigido por el Partido Comunista.

La Gran Muralla verde
Los esfuerzos por cercar el desierto con árboles comenzaron en 1978 con el lanzamiento del proyecto chino «Cinturón de Abrigo de los Tres Nortes», coloquialmente conocido como la Gran Muralla verde. Se han plantado más de 30 millones de hectáreas (116.000 millas cuadradas) de árboles.

La plantación de árboles en el árido noroeste ha contribuido a que la cobertura forestal total de China superara el 25 % a finales del año pasado, frente al 10 % de 1949. La cobertura forestal solo en Xinjiang ha pasado del 1 % al 5 % en los últimos 40 años, según el Diario del Pueblo.

El proyecto del cinturón de protección ha supuesto décadas de experimentación con distintas especies de árboles y plantas para determinar cuál es la más resistente.

Los críticos dicen que los índices de supervivencia han sido a menudo bajos, y que ha sido ineficaz para reducir las tormentas de arena, que llegan rutinariamente a la capital, Pekín.

China seguirá plantando vegetación y árboles a lo largo de la orilla del Taklamakan para controlar la desertización, declaró el lunes Zhu Lidong, funcionario forestal de Xinjiang, en una rueda de prensa en Pekín.

Dijo que se restaurarían los bosques de álamos del extremo norte del desierto desviando las aguas de las inundaciones, y que las autoridades también estaban planificando nuevas redes forestales para proteger las tierras de labranza y los huertos del extremo oeste

A pesar de los esfuerzos de China por plantar árboles, el 26,8 % de su superficie total sigue estando clasificada como «desertificada», según datos oficiales de la oficina forestal, una cifra ligeramente inferior al 27,2 % de hace una década.

ONU alerta: el 77% de la Tierra es más árida que hace 30 años
Un reciente informe de las Naciones Unidas señala que la desertificación representa una «amenaza existencial global». El estudio revela que más de tres cuartas partes de la superficie terrestre era más seca en 2020 que tres décadas atrás, un fenómeno agravado por el cambio climático.

La transformación de tierras fértiles en desiertos áridos, causada tanto por factores naturales como por actividades humanas como la agricultura insostenible y la deforestación, no solo afectará severamente a China, sino que también amenaza a regiones inesperadas. Países europeos como Portugal, España, Italia y Grecia podrían ver algunas de sus zonas semiáridas convertidas en desiertos durante este siglo.

«Sin esfuerzos coordinados, miles de millones de personas enfrentarán un futuro marcado por el hambre, el desplazamiento y el declive económico», advierte Nichole Barger, presidenta del Panel Científico-Político de la Convención de la ONU para Combatir la Desertificación. Sin embargo, añade que existen soluciones innovadoras y que la clave está en la voluntad global de actuar.

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