Chiapas es ampliamente reconocido por su riqueza natural, cultura, turismo y tradición, que en contrariedad se ven vislumbrados por los altos índices de pobreza que se encuentran en el 76.4 por ciento de acuerdo de con el anexo estadístico de la medición de la pobreza 2008-2018 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social.
Y frente a la pandemia del Covid-19, no existe un plan o programa nacional de distribución de alimentos que ayude a las familias a aguantar la contingencia hasta el primero de julio, como lo dio a conocer las señora Amagda Pérez Pérez, quien señaló que con el desempleo, sus hijos se mudaron a vivir con ella apoyándose entre ellos y tratar de sobresalir ante esta situación, argumenta les prometieron apoyo alimenticio por parte del gobierno y hasta el momento no han recibido nada, por lo que teme por la integridad de sus nietos al no contar con recursos para poder alimentarlos.
Los número fríos del Coneval marcan la realidad cruda y dolorosa de Chiapas, porque a mayor escala el reclamo de los ciudadanos queda en lo evidente las demandas al pedir espacios para emplearse, inclusión en los programas asistenciales en las que muchos se han quedado fuera, servicios básicos como el agua potable, pavimentaciones, alumbrado público, vivienda y lo más grabe hasta hoy, el hambre, al no saber cómo llevar los alimentos al hogar.
Son extensas las dificultades por las que pasa la población y cada día son más los chiapanecos que se suman al reclamo nacional, pidiendo al presidente Andrés Manuel López Obrador, un programa nacional de alimentos que permita sobrellevar con menos angustia la pandemia del coronavirus.
