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RÍO DE JANEIRO, 29 sep (Xinhua) — El cambio climático tiene una relación directa con la seguridad alimentaria mundial, tanto por el hambre como por la falta de agua que sufren algunas regiones del planeta, según explicó a Xinhua la coordinadora de la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Rede Penssan), Rosana da Costa.
En una entrevista concedida, Costa, quien también es profesora del Instituto de Nutrición Josué de Castro de la Universidad Regional de Río de Janeiro (UERJ), explicó que la inseguridad hídrica, por ejemplo, puede ser una consecuencia del cambio climático que también reduce el acceso a alimentos sanos.
«La seguridad alimentaria está relacionada con varias cuestiones. El cambio climático puede ser una de ellas, con, por ejemplo, la pérdida de acceso al agua en cantidad y calidad», afirmó la especialista.
Según ella, «estamos debatiendo la cuestión de la seguridad hídrica en el país, que, con el cambio climático y los incendios que se están produciendo, acaba dañando varias áreas donde se plantan alimentos producidos para el consumo nacional».
Costa también destacó la importancia de observar el aumento de los precios de los alimentos, resultado de una secuencia de acontecimientos que dificultan el acceso a los alimentos.
La coordinadora de la Rede Penssan afirmó que la seguridad alimentaria se refiere al acceso a una alimentación adecuada para todos los miembros de una familia, lo que refleja el derecho humano a una alimentación adecuada. Por otro lado, hay inseguridad alimentaria cuando una de las cuestiones relacionadas con la alimentación, ya sea en cantidad o en calidad, no está garantizada.
En Brasil, la inseguridad alimentaria se evalúa mediante la Escala Brasileña de Inseguridad Alimentaria (EBIA). «Existen tres niveles de inseguridad alimentaria: leve, moderada y grave. La inseguridad alimentaria grave refleja el hambre en nuestra población, es decir, familias que pasan todo el día sin comer o que sólo hacen una comida al día», explicó.
En el país, según datos de la Encuesta Nacional Continua por Muestreo de los Hogares (Pnad) del último trimestre de 2023, 10,8 por ciento de los hogares con jefatura femenina viven con inseguridad alimentaria moderada o severa. Si se consideran los hogares encabezados por hombres, este porcentaje se situa en 7,8 por ciento, lo que revela una diferencia de tres puntos porcentuales.
En cuanto al color o raza, el 74,6 por ciento de los hogares con inseguridad alimentaria grave están encabezados por personas negras o morenas.
«Desgraciadamente, tenemos el grupo clásicamente más afectado, que son los hogares encabezados por mujeres, especialmente mujeres negras», analizó la profesora de la UERJ.
Recientemente, la Rede Penssan desarrolló una plataforma que agrega datos nacionales sobre el cambio climático, la inseguridad alimentaria, la inseguridad del agua, la salud y el estado nutricional de los niños, con el fin de ayudar al Gobierno en la lucha contra la seguridad alimentaria.