Iglesia católica achaca parte del desinterés a las generaciones de millennials o centennials que demandan resultados rápidos y son poco pacientes
Excelsior
CIUDAD DE MÉXICO.-Desde hace 15 años a la fecha ha prevalecido una baja importante en la formación de religiosos en México, lo cual incluye a sacerdotes, monjas, laicos y a quienes optan por dedicarse a la vida monástica.
Las familias pequeñas, generaciones de millennials o centennials que demandan resultados rápidos y son poco pacientes, así como una falta de cultura vocacional son algunas razones por las cuales decreció el ordenamiento de sacerdotes católicos en el país hasta en 30%, pues mientras en 2005 —en promedio— ingresaban al seminario para formarse cerca de 9 mil jóvenes, hoy la cifra oscila en 6 mil posibles ministros de culto.
Los números reflejan una crisis en la formación de presbíteros en un país donde hasta hace 10 años atrás —según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)— 84 millones de personas se declararon católicos.
Si a la situación anterior se agrega que por la epidemia de covid-19 en México, desde marzo y hasta el 20 de noviembre de este año han fallecido 128 sacerdotes, 4 obispos, 8 diáconos y 5 religiosas, la labor evangelizadora enfrenta retos importantes en el futuro inmediato, sobre todo en aquellas regiones del territorio nacional donde el SARSCoV-2 acabó con la vida del párroco y dejó a la población sin su ministro de culto permanente.
Pese a la crisis en las vocaciones sacerdotales y que muchos de los jóvenes que ingresan al seminario —millennials o centennials— lo abandonan a los dos o tres años de haber ingresado a una formación que puede ir de 9, 12 y hasta 15 años de duración, la Iglesia católica tiene claro que la opción “no es forzar ni pescar” a sus posibles pastores, sino motivarlos en el camino de la fe desde la vida laica.
En realidad, la vocación sacerdotal no hay que forzarla; antes teníamos una imagen bíblica que era la de echar las redes para pescar las vocaciones; hoy usamos otra imagen: echar la semilla para que germine, echar las redes pudiera ser algo más inmediato porque echar la semilla requiere de tiempo, paciencia, pero estamos en esta línea de no forzar a los jóvenes, sino acompañarlos en su discernimiento”, señaló el padre Octavio Pérez Ramírez, secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal para Vocaciones y Ministerios, organismo de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).