El Economista
La ambiciosa meta de bajar el precio de la tortilla hasta un 10%, en términos reales, durante la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, sería prácticamente “inviable” sin el apoyo o subsidio federal y la participación de toda la cadena de valor, explicó Homero López, presidente del Consejo Nacional de la Tortilla (CNT).
Cumplir con este objetivo supone un desafío por los factores que impactan en toda la cadena de valor, desde la producción de maíz hasta la distribución y venta de este producto básico en la alimentación de los mexicanos.
Homero López explicó que el precio del maíz, fundamental para elaborar tortillas, está vinculado a las cotizaciones internacionales, específicamente la Bolsa de Chicago, a pesar de que ha mostrado cierta estabilidad en su precio. Pero solo representa alrededor de un 30% de todo el costo de producción.
El presidente del CNT mencionó que también hay otros costos asociados a la producción que se tasan a precios internacionales como las refacciones -que se fabrican con acero-, así como el papel grado alimenticio para envolver la tortilla que se importa, además de energéticos como el gas. A lo anterior se suman los gastos fijos, como rentas y salarios.
“Es muy difícil que el precio de la tortilla tenga una estabilidad porque en toda la cadena de valor, que va desde la materia prima para hacer tortilla, los precios se tasan por cotizaciones internacionales”, resaltó.
“Tenemos una serie de inversiones y gastos que no tiene control el gobierno. Si el gobierno dijera que no vamos a subir el precio del gas, que no vamos a subir los impuestos, y que vamos a buscar que la renta no suba en seis años, otra cosa sería; pero, como no va a pasar, es difícil que se pueda mantener un precio”, agregó.
Consideró que también debe haber un equilibrio y acuerdos entre los campesinos y harineros.
Si el gobierno se compromete a estabilizar el precio del maíz —lo que podría afectar a los campesinos— y logra un acuerdo para subsidiarlo, así como un compromiso real con los harineros para evitar aumentos en los precios de la harina, que son muy elevados, entonces podríamos ver un cambio significativo.
Además, dijo que el problema de la sobre explotación de tortillerías, que algunas nacen bajo el esquema de la informalidad, afecta también el precio de la tortilla, ya que se propicia una competencia desleal.
El precio promedio de la tortilla a nivel nacional, que incluye el Estado de México, la Ciudad de México y Puebla, es de 24.50 pesos. Al excluir estas entidades (en donde se vende en 22 pesos), el precio promedio fluctúa entre 26.50 y 27.50 pesos.
El presidente del CNT, organismo que tiene una influencia en el 75% de toda la industria nacional, recordó que el precio de la tortilla aumentó más de 72% durante el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Inició en 14.50 pesos en promedio y terminaron en alrededor de 25 pesos.
Aunque matizó que influyeron factores como la pandemia de Covid-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania por el suministro de los granos que se vio afectado.
El presidente del CNT no descarta la posibilidad de un aumento en el precio de la tortilla para el 2025. Esto se debe a que, a principios de año, los precios de las materias primas suelen incrementarse. Además, estamos enfrentando constantes aumentos en toda la cadena de suministro.
«Si nosotros aumentáramos el precio de la tortilla cada vez que suben los costos de los energéticos y las refacciones, que ocurre cuatro o cinco veces al año, el precio de la tortilla tendría cinco incrementos anuales”, acotó.
Reiteró que esta es una cadena de valor compleja que involucra a diversos actores, y alcanzar la meta no será sencillo. Sin un apoyo directo a toda la cadena de valor, será difícil reducir el precio de la tortilla en un 10% en términos reales durante la actual administración federal.