IÑAKI GAISKA
Las Enfermedades No Transmisibles (ENT) tendrán un costo de 30 billones de dólares entre 2010 y 2030, lo cual representará una inmensa carga para los sistemas de salud en el mundo, consideró Edit Rodríguez Romero, directora del Instituto de Salud Pública de la Universidad Veracruzana.
Dijo que las instancias del ramo se dedican a restaurar la salud, es decir, se enfocan en atender a las personas cuando llegan al hospital “y eso es muy caro, porque no hay presupuesto que alcance, además de que el estar sano no puede depender de una medicalización”, afirmó.
La exsecretaria de Salud de Veracruz, aclaró que la inmunidad de una persona
se constituye de diversos elementos, entre ellos el acceso al agua potable, alimentos saludables e incluso de la participación comunitaria, lo cual implica la vinculación entre los sectores del gobierno y las comunidades.
“El Estado es responsable de mejorar las condiciones de la población para no enfermar y no sólo de curarla cuando este enferma”, subrayó y agregó que el sector salud mejoraría su actuación al trabajar en conjunto con otras instancias del gobierno, así como con las propias comunidades.
“Lo anterior es con la finalidad de tomar en cuenta las necesidades específicas de las poblaciones, pues se debe recordar que en los años 90’, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instó a los países a promover este beneficio en todas las políticas públicas y no sólo impulsar una política sanitaria”.
Lamentó que tras haberse lanzado en esta época en México el programa ‘Municipios por la salud’, en el año 2000 haya desaparecido. “Con ello se perdió una visión de la participación comunitaria; lamentablemente la atención primaria se redujo a una paquete básico para 13 enfermedades”.
Para Romero Rodríguez, una de las claves para reorientar la tendencia a la medicalización es la educación para la salud. “Anteriormente en el ISSSTE logramos controlar a una población de personas con diabetes con un adecuado programa de educación consistente en dieta y ejercicio, como incluso lo marca la normatividad mexicana”, recordó.
En este sentido, detalló que de esa manera se pudieron evitar crisis por insuficiencias renales e incluso amputaciones, las cuales implican altos costos al sistema de salud. “La educación para la salud tiene un costo, pero es muchísimo más cara la ignorancia en salud”.