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El calor extremo podría hacer que la Tierra sea inhabitable

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DW

Cada vez son más los récords de temperatura por calor extremo que se registran en el hemisferio norte.

En China, según algunos medios de comunicación, se alcanzaron los 52 grados centígrados en el noroeste del país. En las islas meridionales italianas de Sicilia y Cerdeña se prevén 48 grados. Mientras, las autoridades japonesas, declararon la «alerta por insolación». En el sur de Estados Unidos, 80 millones de personas podrían verse afectadas por un calor mortal en los próximos días. Y las temperaturas también están subiendo en Europa; el verano pasado ya fue tan caluroso en muchos lugares que murieron más de 60.000 personas.

El calentamiento global cambiará por completo la habitabilidad de la Tierra
Un estudio publicado en la revista Nature Sustainability concluye que, sin una protección drástica del clima, unos 2.000 millones de personas se verán afectadas por un calor extremo y potencialmente mortal en menos de 80 años, lo que corresponde aproximadamente al 23% de la población global prevista para entonces. Países como Qatar, Mali o Burkina Faso podrían ser inhabitables para el año 2100 si se mantienen las políticas climáticas actuales.

Un aumento de la temperatura de 2,7 grados centígrados cambiaría radicalmente la «habitabilidad» de la Tierra y podría provocar una «reordenación a gran escala de los lugares donde vive la gente», afirma el autor principal del estudio, Tim Lenton, de la Universidad británica de Exeter.

En la actualidad, con un calentamiento global de 1,1 grados centígrados en comparación con la época preindustrial, las olas de calor son más habituales, más graves y, por tanto, más mortales para millones de personas.

Ciudades estadounidenses en lucha contra el calor extremo
En Estados Unidos, unas 12.000 personas mueren de forma prematura cada año a causa del calor.

La ciudad californiana de Los Ángeles, considerada la más vulnerable a las catástrofes naturales, incluidas las olas de calor, ha lanzado recientemente una campaña para construir más «centros de resiliencia», zonas de sombra y refrigeración mediante energías renovables, al tiempo que se trabaja en un sistema de alerta temprana de olas de calor.

Phoenix, ciudad situada en pleno desierto de Sonora, ha emprendido una serie de medidas, entre ellas, la construcción de aceras «refrigerantes» recubiertas de un impermeabilizante que consigue que las calles no se calienten tanto como con el clásico asfalto, además de permitir que el aire fresco de la noches permanezca más tiempo.

La ciudad de Miami, en Florida, planea la plantación de árboles urbanos, al tiempo que ofrece ayudas económicas para cubrir las facturas de energía de los hogares con bajos ingresos. También ha gastado millones de dólares en aire acondicionado en viviendas sociales, algo que para Cristina Huidobro, encargada de liderar la agenda del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago (Chile) en la acción climática contra el calor extremo, el aire acondicionado sólo debería ser un último recurso debido a la energía que requiere.

En su ciudad, Santiago de Chile, se buscan plantar 33 «minibosques» que sirvan de refugios térmicos, especialmente cerca de escuelas y centros de salud. Una alternativa, dice, a los centros de refrigeración con aire acondicionado que se están desarrollando en Estados Unidos y Europa.

«Durante una ola de calor, la gente puede acudir a estos centros de refrigeración en la naturaleza para encontrar sombra, descansar y beber agua», explica Huidobro.

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