Proceso
CIUDAD DE MÉXICO (apro).– La “guerra contra las drogas” ha fracasado en reducir el consumo y la producción de sustancias psicoactivas, y en cambio acarrea profundos problemas sociales y sanitarios, deploró Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
En su discurso inaugural de la Comisión sobre Drogas Narcóticas, organizada por la Oficina de las Naciones Unidas para los Delitos y las Drogas (ONUDC), Türk aseveró que “décadas de estrategias punitivas de guerra contra las drogas han fracasado en prevenir el incremento de los tipos y las cantidades de sustancias producidas y consumidas”.
“Los delitos relacionados con las drogas han llevado a que mucho más de 2 millones de personas estén actualmente en la cárcel, en 35 países se prescribe la pena de muerte para delitos relacionados con las drogas”, agregó.
El funcionario internacional deploró que algunos gobiernos “han declarado una mal llamada guerra contra su propia gente por la delincuencia relacionada a las drogas, o militarizado las acciones policiales contra las drogas y, en algunos casos, recurrido a medidas como ejecuciones extrajudiciales generalizadas”.
Aunque compartió el diagnóstico sobre el aumento del número de consumidores y de la oferta de drogas, y que reconoció la necesidad de priorizar la atención a la salud de las personas que usan drogas, Ghada Fathi Waly, la directora ejecutiva de la ONUDC, insistió en la “necesidad” de reafirmar que los circuitos de drogas ilegales “siguen siendo una amenaza muy real a la paz, la seguridad y el desarrollo”, e incentivar la colaboración internacional para luchar contra ellos.
Desde hace varios años, algunos países de la comunidad internacional han abogado por abandonar el acercamiento al tema de las drogas según un enfoque punitivo o militar, y por considerarlo como un tema de salud pública. A raíz de este planteamiento, las políticas globales de drogas han estado oscilando entre estas dos posturas, incluyendo en la UNODC.
Así, Fathi planteó un enfoque más securitario del tráfico de drogas, pues lo relacionó con otros delitos, como la trata de personas o el terrorismo.
“El problema de drogas en el mundo ha evolucionado, y necesitamos adaptarnos de manera urgente”, insistió Fathi, quien llamó a los gobiernos a encontrar un “consenso global renovado” en materia de drogas, y a destinar “atención y recursos” para concretarlo.
“Leyes, políticas y capacidades deben actualizarse con las amenazas emergentes, ya que los traficantes sacan provecho de las nuevas tecnologías, como la dark web y las criptomonedas, la producción de drogas sintéticas prolifera y nuevas sustancias psicoactivas siguen emergiendo”, agregó.
En una postura más radical, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) planteó su rechazo a la tendencia global a la despenalización del uso de la marihuana, advirtió sobre el incremento del tráfico de cocaína y la epidemia de sobredosis por el consumo de fentanilo en Estados Unidos, y urgió a los gobiernos a respetar los tratados que firmaron en materia de combate a las drogas.