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Cientos de niñas fueron hospitalizadas este sábado (04.03.2023) después de ser supuestamente envenenadas con gas en al menos nueve colegios de Irán, en medio de una oleada de envenenamientos en centros educativos femeninos en el país persa. La ciudadanía está conmocionada por estos misteriosos sucesos, toda vez que el gobierno ha sido incapaz de controlar los presuntos ataques.
Decenas de niñas fueron trasladadas esta jornada a hospitales de las provincias de Hamedan (oeste), Zanján y Azerbaiyán occidental (noroeste), Fars (sur) y Alborz (norte), informaron las agencias Tasnim y Mehr. Grupos de activistas elevan la cifra de los centros educativos femeninos afectados solo este sábado a 40. Las autoridades aseguran que el estado de salud de las alumnas, pese a los problemas respiratorios, mareos o dolores de cabeza, no es grave.
Los activistas compartieron en redes sociales videos de padres a las puertas de colegios y oficinas educativas de varias ciudades del país gritando lemas contra el Gobierno por esta oleada de envenenamientos que ha afectado ya a más de un millar de alumnas. Estos incidentes comenzaron en la ciudad santa del chiísmo de Qom en noviembre y se han multiplicado en los últimos días.
«Hacer fracasar la conspiración”
Los padres empiezan a perder la paciencia y piden a las autoridades que actúen. El presidente iraní, Ebrahim Raisi, ordenó el viernes a los ministerios del Interior y de Inteligencia que «hagan fracasar la conspiración del enemigo que pretende crear el miedo y la desesperación de la población». No dio ninguna indicación sobre la identidad de ese «enemigo».
El país ha vivido una gran tensión en los últimos meses por las protestas desatadas por la muerte de la joven Mahsa Amini, tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico, una revuelta con un marcado tono feminista. Las alumnas de colegios e institutos participaron en esas protestas, se quitaron los velos, gritaron «mujer, vida, libertad» e hicieron cortes de manga a retratos del líder supremo de Irán, Ali Jamenei, y el ayatolá Ruhola Jomeini.
La represión estatal ha logrado apaciguar las protestas, en las que han muerto casi 500 personas y por las que cuatro manifestantes han sido ahorcados.