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Un año de guerra en Ucrania: más 280 mil muertos y una Europa en vilo

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Imer Noticias

La guerra en Ucrania resquebrajó los pilares de la Unión Europea.

La idea de que la interdependencia económica evitaría un conflicto en la región, pilar en la fundación del bloque, quedó en entredicho el 24 de febrero de 2022 cuando Rusia invadió Ucrania.

Aunque el conflicto está fuera de casa, enfrenta a dos naciones clave para la seguridad energética y alimentaria de la región.

Además, al interior no hay un liderazgo claro entre los jefes de Estado de los 27 países y la diplomacia para poner fin a la guerra parece olvidada.

Luis Huacuja Acevedo, consultor, investigador y docente en Derecho y Política Internacional lo resume en una frase: la Unión Europea está debilitada.

“Se decía que (la Unión) Europa era el antídoto contra la guerra. Ahora estamos en una contradicción histórica, que me parece gravísima, en detrimento de la idea de Europa, porque dice “hay que seguir con la guerra” y no hay margen de negociación”.

Aunque con una mirada menos pesimista sobre los efectos de la guerra, Mayte Sueiro, docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú, señala que el conflicto ha puesto en duda la eficacia del multilateralismo y modificó, por ejemplo, la lógica del mercado.

“Por eso hemos visto en el último año que los Estados miembros de la Unión Europea adoptaron una política de comenzar a depender menos de quienes consideran sus enemigos. Tener diferentes fuentes de productos, de diferentes países aliados; e intentar fortalecer mercados internos que puedan dar un sustituto.

Finalmente es más caro, porque ya no compras pensando con el criterio o la prioridad de que sea lo más barato, sino compras pensando. Ok. ¿Quién me lo está dando? ¿Puede ser que me lo quite después?, ¿puede ser que haga una guerra que afecte la economía? Entonces son otros criterios los que se están utilizando”.

Estados Unidos gana fuerza en Europa

Pero mientras el bloque europeo intenta distanciarse de Rusia, aumenta su dependencia hacia Estados Unidos.

La Unión Europea surgió como un proyecto económico bajo otro nombre en 1957, pero tras la caída del muro de Berlín, los países firmaron en 1992 el Tratado de Maastricht que incorporó el aspecto político a la comunidad y dio paso al bloque europeo que conocemos hoy.

Esto hizo posible tener una política exterior, de seguridad y defensa en común. Sin embargo, este último punto no pudo concretarse por falta de consenso entre las naciones.

Pero todo cambió durante la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, especialmente después de que amenazó con retirar el financiamiento a la Organización del Tratado del Atlántico Norte – la OTAN.

Fue hasta entonces que el grupo de los 27 acordó una estrategia de cooperación en defensa fuera de la OTAN.

Sin embargo, la guerra revivió a la alianza trasatlántica, explica Mayte Sueiro.

“Ha generado que los países que no pensaban ser parte de la OTAN ahora están buscando ser miembros. Lo más probable es que Finlandia lo logre antes que Suecia”.

La reactivación parece jugar en contra de la Unión Europea, porque borró la escasa autonomía en temas de defensa que había logrado en los últimos años, así lo considera Luis Huacuja.

“Y ahora justamente lo que ha hecho Washington es revivir a la OTAN en detrimento de Europa y ha anulado esta autonomía estratégica que tenía la Unión Europea. Tenemos una Europa muy debilitada, carente de liderazgos, con protestas en todas partes. O en casi todas partes, ciudadanos molestos, descontentos, que padecen una inflación generalizada y un aumento importante en los precios de alimentos y de los energéticos”.

Rusia como nuevo enemigo en común

La adopción de una política de defensa común no es el único consenso que se logró tras la invasión de Rusia a Ucrania.

Los nueve paquetes de sanciones contra Moscú que aprobó la Unión Europea hasta diciembre de 2022 son muestra de ello, ejemplifica Mayte Sueiro.

“Cuando había discusiones sobre sanciones económicas antes de la guerra en Ucrania, normalmente los Estados miembros se dividían. (…)

Ahora, definitivamente, se pusieron de acuerdo con que tenían que haber no solo sanciones económicas, sino que estas sanciones se han mantenido constantes. ¿Qué quiere decir esto? Por ejemplo, cuando en el 2014, con Crimea, cuando se le pusieron sanciones económicas a Rusia. Primero, no hubo tanto consenso y, segundo, incluso cuando se pusieron, no se mantuvieron en el tiempo”.

La investigadora peruana no duda en decir que Rusia es el nuevo enemigo común de Europa, lo cual puede fortalecer la unidad entre los países y la ciudadanía.

“Mientras que se mantenga la guerra, creo que se va a mantener la unidad por lo menos en el futuro próximo. (…) Lo que sí me parece interesante ahí es ver no solamente cómo se han unido los estados, sino también la reacción de la ciudadanía europea”.

El mexicano Carlos Mario Landetta vivió de cerca la solidaridad civil para dar asilo a las personas desplazadas por la guerra. Desde Cracovia, Polonia, cuenta que la respuesta de la gente fue más rápida que la del gobierno.

“Cuando Rusia invadió Ucrania fue muy interesante cómo la sociedad civil se organizó antes que el gobierno, que organizaciones, para poder recibir a los ucranianos desplazados.

Antes de la guerra había un poco de desprecio hacia los ucranianos porque es gente que migra a Polonia para tener mejor vida. Cuando empezó la guerra, la gente se organizó. En Cracovia todos los días había miles desplazados en la estación de trenes. Conforme se enfrió la situación y los cambios que representó la guerra, se fue diluyendo la ayuda y comenzaron los problemas”.

Aunque tener un enemigo común puede fortalecer la unidad, en el caso de la Unión Europea también hay fisuras. Por ejemplo, la posición de Hungría es diferente: no acompaña todas las decisiones del bloque, tanto en los temas energéticos como en las sanciones a Rusia, explica Huacuja.

“El problema que tiene Europa es la vecindad que tiene con Rusia. Personajes como Jürgen Habermas o Henry Kissinger, estos hombres de más de 90 años que han vivido buena parte de la historia contemporánea de Europa. Han dicho que es mejor mantener a Rusia cerca con todo y la incomodidad, porque alejar a Rusia de Occidente es tan simple como acercarla al otro polo, el Oriente, a China e India”.

La Unión Europea desangelada

Pese a que las sanciones son muestra de la unidad del bloque europeo, han sido insuficientes, pues no lograron presionar a la economía rusa como para obligar a pactar un cese al fuego. Además, es una medida insostenible, porque como efecto secundario propicia crisis al interior de Europa.

Para el experto Luis Huacuja, el principal problema es la falta de liderazgo. La guerra estalló dos meses y medio después del fin del gobierno en Alemania de Angela Merkel, una gran defensora de la Unión Europea como proyecto, aunque algunos detractores la responsabilizan de la dependencia energética de Alemania hacia Rusia.

“En sus 16 años al frente del gobierno alemán, Angela Merkel mantuvo cierto orden y una sana distancia con Vladimir Putin, pero con cierto control. Lo mismo frente a Washington.

Digamos que era la pieza fundamental que mantenía a flote el proyecto europeo con cierta solidez. Indudable cuando Merkel estaba al frente de Alemania también llevaba el timón de la Unión Europea.

Y ahora lo que vemos son mandatarios muy debilitados. Olaf Scholz muy débil en Alemania, los sondeos no le ayudan nada. En Francia lo mismo, un Emmanuel Macron muy ocupado en apagar los incendios que tiene dentro de casa, y pocos aliados a la vista.

Mario Draghi era un aliado interesante, pero hace unos meses se fue. Lo relevó Giorgia Meloni, la extrema derecha se apoderó del gobierno italiano, y la extrema derecha en general están en Europa en franco ascenso”.

En cambio, para Sueiro la estrategia de Angela Merkel de acercamiento cordial con Vladimir Putin, el presidente de Rusia, era imposible de sostener en medio de una guerra.

Europa también enfrenta una crisis política y de valores que avivan el descontento social.

“El ciudadano europeo, que ve cómo disminuyen sus ingresos, reclama a sus gobiernos los aumentos a la edad de jubilación o les recorten beneficios. La gente enfrenta una inflación generalizada mientras ve cómo su gobierno se ocupa de una guerra enviando armas y dinero. Esto no es sostenible, puede causar o acentuar las crisis que ya tienen algunos gobiernos”.

Landetta es parte de la población que ha tenido que enfrentar el encarecimiento de los servicios y alimentos en Polonia debido a la guerra.

“Es impresionante cómo han subido los precios de todo en Polonia, de ser un país que tenía un milagro económico y poca inflación. Se convirtió en una de las naciones con más inflación aquí en Europa y la gente está enfrentando una crisis que no vivía desde que entró a la Unión Europea. (…)

Cada tres meses compro jabón, lavatrastes, alimentos no perecederos. En 2022, cuando empezó la guerra, en esa compra gastaba 250 eslotis más o menos. Hace 20 días esa misma compra me costó casi 480 eslotis”.

Pero Mayte Sueiro considera que la política de solidaridad dentro de la Unión Europea servirá a corto plazo para paliar la inflación y los gastos en la guerra.

“El territorio de la Unión Europea se divide por niveles de ingresos y las zonas más deprimidas económicamente son las que más recursos reciben del fondo de solidaridad.

Esto va a funcionar por un tiempo, pero los recursos no son ilimitados y puede generar cierto estrés, especialmente en las economías que dan los fondos. Pero por el momento creo que esto es uno de los motivos por los que la crisis no ha generado una división o un nuevo intento de separación dentro de la Unión Europea”.

Mientras tanto, los esfuerzos diplomáticos de la Unión Europea para poner fin a la guerra han sido insuficientes.

De acuerdo con Huacuja, Europa ha preferido aumentar su presupuesto de defensa y aportar más a la OTAN con el envío de recursos a Ucrania, en lugar de apostar por la diplomacia. El especialista recuerda que fue Turquía quien sentó en la mesa de negociación a Rusia y Ucrania, pero fracasó.

“Quizá lo más triste es la claudicación de Europa a la diplomacia, a la paz, porque parece que hablar de paz es una incorrección. No hay cosa más triste y decepcionante que esta Europa bélica”.

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