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¿Quién se atreve a denunciar a los Guzmanes, en Tecpatán?

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Lo que circula en las redes.

Filiberto Silva / Pre-Textos                                                    PRE-TEXTOS@outlook.com

Después de un breve receso por causas de fuerza mayor, regresamos. En la Fiscalía General del Estado y el propio Congreso del Estado han callado ante los embates que algunos medios han difundido por las atrocidades que realizan en la zona de Mezcalapa la alcaldesa de Tecpatán, Patricia Guzmán Arvirzu, su hermano Jorge de los mismos apellidos y su padre Jorge Guzmán López, éste último denunciado como el principal operador del delito de tráfico de humanos. No se ha hecho nada, una porque hay línea, dicen, para no afectar la imagen del clan, pero principalmente, ejercitar acciones de justicia equivaldría a reconocer que se ha solapado las peripecias delincuenciales graves. Y dos, no hay valientes que se atrevan a presentar querellas, simplemente porque temen por su vida. Y tienen razón. Nadie en su sano juicio se metería a pelear con sansón a las patadas. La señora Yolanda Vilchis lo hizo ante la FGE, pero parece que ya hubo acuerdo o no quiere problema. No se le encuentra ni por debajo de las piedras.

Patricia Guzmán intenta desmentir dichos.

Lo cierto es que en las redes sociales, donde la población ha podido denunciar y al mismo tiempo reconocer su frustración por la ausencia de la justica, dan a conocer nombres de personas que están al servicio del clan Guzmán y que seguramente la carpeta informativa debe estar ya en el escritorio del Fiscal Jorge Luis Llaven Abarca, en quien abra que confiar, pues no se ve claro del lado de la Fiscalía General de la República, que es quien en realidad debe investigar las denuncias de la red de tráfico de indocumentados que opera en la zona, la cual abarca los municipios de Copainalá, Tecpatán, Malpaso y Mezcalapa, cuyo destino es facilitar el paso a los indocumentados hacia el vecino estado de Tabasco y de ahí que se las arreglen.

Las redes sociales, insistimos, manejan nombres como: Abenamar Márquez Gallardo y Enrique Bautista Pérez, alias “La Perica”, como trabajadores del ayuntamiento, pero que en realidad son personajes “ a sueldo”. No se limitan ante nada. Además, muestran unidades de redilas con supuestos hombres y mujeres migrantes que son escoltados para pasar sin problemas por la zona.

A la alcaldesa de Tecpatán se le interrogó sobre estas denuncias y claro, las negó. Podrán criticarla de estar manipulada y no saber gobernar su municipio, pero no tendría un pelo de tonta si dejara entrever que “sí hay gato encerrado”. Sin embargo, solitos se clavan el puñal. Eso de hacer contratos o pagar el silencio con algunos medios que venían denunciando las calamidades, demuestra que la población tiene razón. Quieren callar conciencias. La pregunta es si podrán controlar a todos. El negocio se vendría para abajo.  Bueno, la presencia de la alcaldesa en algunos actos oficiales, como el de ayer en la Unach, donde su compadre Luis Márquez, la ha aconsejado, buscar reflectores y distraer la atención de sus detractores, no da resultado. Sobre la forma en que están operando en el ayuntamiento, daremos pormenores en la próxima entrega.

 

La desgracia

Lamentable, muy lamentable, la muerte de por lo menos 21 personas, todos feligreses de la religión católica, que habían acudido a la Basílica de Guadalupe. Dos sacerdotes están en la lista de los fallecidos. La pregunta de siempre, ¿las unidades en las que viajan están aseguradas, en buenas condiciones? ¿quién permite o regula los viajes? De todos conocido es que los medios de transporte en la que se viaja no reúnen las condiciones que den garantía a los usuarios, como sucedió esta vez. ¿Fallo la unidad? ¿El conductor está evaluado para hacer este tipo de travesía? Son casi mil kilómetros que hay que manejar de la Ciudad de México a Tuxtla Gutiérrez. No se quiere echar leña al fuego, pero también los responsables de organizar estos largos recorridos en unidades no aptas tienen mucha responsabilidad. Ojalá que esta amarga experiencia de pie para que la autoridad ponga remedio. Entre tanto, la semana será larga, penosa y de sufrimiento para los deudos, quienes ya están en el vecino estado de Veracruz, donde acudieron a reconocer los cuerpos de sus familiares, y una vez que se hagan las diligencias periciales y de tramitología normal en estos casos, los traigan para que les den cristiana sepultura.

 

Se pasan con el alcalde de Tuxtla

Eso de que el empresario Jorge Martínez haya llamado al edil Carlos Morales Vázquez un hombre sin “cerebro” ya es mucho. En estas fuertes declaraciones hay de dos: o sigue dolido por la derrota que le indilgó el ahora morenista en las urnas el pasado mes de julio o en realidad al gobernante local no sabe ni dónde se fue a meter. Lo que hay que reconocer es que a Jorge Martínez no le tiemblan las corvas para acusar y señalar, pero además, ha presentado algunas propuestas que bien el edil podría pedirle que lo ayude para ver si en realidad es como se pinta. Y a don Carlos, que por cierto, peca de indolente, no ha dimensionado que los problemas que padece la ciudad son más grandes que su imaginación. Ahora que el empresario dijo que el alcalde no sabe gestionar ni bajar recursos, estaría bien que lo contrate para que no haya excusas de la intención de medio sacar adelante a esta ciudad que se cae a pedazos. No estamos exagerando cuando se nota que por más esfuerzos que intente hacer el munícipe, los problemas sociales, de obras y demás, lo rebasan.

Jorge Martínez dijo que el alcalde no tiene cerebro para gobernar, dijo.

Por cierto, dónde quedó esa postura enérgica para impedir que se derriben 26 árboles en el fraccionamiento El Bosque, donde se construirá un Centro de Atención Familiar. Ya los vecinos de la colonia, que resguardaban el lugar, los desalojaron. Le compete el caso por ser área municipal, y sobre todo, por traer sobre sus espaldas, el haber fungido como secretario de Medio Ambiente.

No entrega buenas cuentas el edil tuxtleco.

 

Las expectativas del IMSS e ISSSTE

La llegada de Zoé Robledo al IMSS alberga esperanzas, por lo menos para los chiapanecos, para tener acceso a medicamentos y a una mejor atención, donde la burocracia sigue siendo el talón de Aquiles. El que el chiapaneco haya dejado la Subsecretaría de Gobernación para meterse a resolver problemas de plazas, sindicatos, medicamentos, instalaciones obsoletas, etc, pareciera que le restó plusvalía. Sin embargo, fuera de esa proporción, para Chiapas debe significar una esperanza de que habrá en todos los sentidos un buen servicio. Hay que dejarlo trabajar y esperar que el Presidente le suelte ‘la paga’ para que pueda responder, sino, de nada servirá.

En el ISSSTE la cosas están peor. Desde que Rafael Cavallos fue echado como delegado, luego de que la base trabajadora de Tapachula le armó un escándalo por su negligencia para operar las riendas del instituto, ha habido otros tres relevos. El último se registró la semana pasada. De igual forma, el martes un grupo de trabajadores protestó por el despido que harán de 80 empleados de confianza y hoy jueves, el hilo se rompió por lo más delgado, luego de que se hiciera público que desde el 21 de mayo, el director general Luis Antonio Ramírez Pineda, había nombrado a Rubén Arturo Wilson Arias, como el nuevo director del hospital Belisario Domínguez. Ello orilló a que los directivos del nosocomio protestaran y advirtieran que no lo bajan dejar llegar. Lo cierto es que el pierde, como siempre, es el derechohabiente.

El nombramiento.

 

 

 

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