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PECADOS SIN CASTIGO. CIENTOS DE EXTESTIGOS DE JEHOVÁ LEVANTAN LA VOZ PARA DENUNCIAR ABUSOS

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Eme Equis

Cuando apenas tenía tres años Mitqa fue agredida sexualmente dentro de los Testigos de Jehová. La pequeña fue abusada por un Anciano de la congregación en La Cruz de Huanacaxtle, Nayarit.

Su madre Magda Lazo presenció la agresión, presentó denuncias que fueron encubiertas por la institución religiosa. Tras 21 años del hecho la justicia jamás llegó.

“Al hablar con la congregación me dijeron que ya lo sabían y le habían dicho (al agresor) que dejara de hacerlo. Me dijeron que tenía que perdonar y preferentemente, que no hablara de esto con las autoridades para no manchar el nombre de Jehová”, cuenta la ahora ex creyente en entrevista con EMEEQUIS.

Afirma que en ese tiempo, el Cuerpo Gobernante de la religión le impidió delatar los abusos. Ella renunció y levantó una denuncia penal; pero eso le costó el ostracismo de toda la comunidad e incluso de su propia familia.

Por primera vez en México, cientos de extestigos de Jehová de país levantan la voz para delatar los abusos, violaciones a derechos humanos, injusticias y encubrimientos que se viven como fundamento a principios bíblicos, lo que que ha impedido que pecados sean juzgados como delitos y ser sancionados por la ley.

En construcción a un “Memorial de Víctimas Testigos de Jehová” en México este 26 de julio presentan a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Subsecretaria de Desarrollo Democrático Participación Social y Asuntos Religioso de la Secretaría de Gobernación un exhorto para que se analicen las acciones de esta congregación que afectan a las infancias, violan derechos humanos y violentan a las mujeres.

“PODEMOS RESUCITAR A TU PADRE”

Areli Jiménez perteneció a los Testigos de Jehová por 17 años hasta el 2007. Cuando se dio cuenta de las limitaciones que había significado la religión en su vida y los abusos que eran solapados dentro, decidió renunciar.

Le impidieron continuar sus estudios universitarios porque eso significaba “hacer proselitismo al diablo”, además de que fue acosada sexualmente por dos religiosos.

Ella y sus dos hermanas quedaron huérfanas a los 13 años. Su padre, un exintegrante de las fuerzas armadas, falleció en 1996, y fueron abandonadas por su madre que nunca se encargó del cuidado. Por su estado vulnerable, fueron fácilmente captadas por los Testigos de Jehová.

“Mi padre muere y llegaron a predicarnos. Nos dijeron que si hacíamos todo lo que la Biblia decía supuestamente Jehová en el futuro iba a resucitar a nuestro papá y con eso nos engancharon”, cuenta en entrevista.

Afirma que por más de 10 años se encargaron de captar a otras personas hacia la religión con venta de libros y predicando de casa en casa. Eso las dejó sin posibilidades de ingreso, no tenían actividades productivas y estaban económicamente abandonadas.

El abandono de los estudios, impedirles continuar un proyecto de vida alejado a la religión, o socializar con personas fuera de la congregación son algunos de las exigencias más comunes y coercitivas para los creyentes. Esto ha llevado a suicidios o afectaciones emocionales muy difíciles de sanar con los años. Pese a dejar el culto religioso, las afectaciones continúan porque los desertores son violentados después de renunciar.

FE QUE DECAE: DESPLAZAMIENTO FORZADO E INJUSTICIAS PENDIENTES

Tras dejar a los Testigos de Jehová que llaman “una organización extremista y destructiva”, los ex creyentes se enfrentan al exilio social. Les cierran las puertas en trabajos, familias, grupos sociales e incluso en la mayoría de los casos, tienen que desplazarse de manera forzada de sus estados de origen.

“Hemos encontrado que empiezan a sufrir acoso, hostigamiento por la propia congregación. Tienes que desplazarte, casi ninguno de nosotros vive en sus lugares de origen por el grado de violencia y acoso que empezamos a vivir en la vida cotidiana”, explica Gicelle Barajas miembro del movimiento de ex testigos de Jehová.

En México se desconoce una cifra oficial de denuncias por abusos cometidos en instituciones religiosas. A diferencia de otras creencias como la católica o cristiana, donde son conocidos o denunciados los casos de agresiones sexuales, principalmente cometidos por sacerdotes, en esta se han callado durante años.

Como otro de ejemplo de agravios está el acceso a la salud, ya que a los Testigos se les impide recibir transfusiones sanguíneas lo que, de acuerdo con excreyentes, ha terminado con la vida de cientos de ellos.

En tanto, de 1990 a 2021, la Comisión Nacional de Derechos Humanos tiene el registro de 24 expedientes por presunta violación a los derechos humanos en el sector salud de personas provenientes a la religón Testigos de Jehová.

De acuerdo con información obtenida vía ley de transparencia los hechos violatorios más frecuentes son discriminación por motivos religiosos, negativa de prestación de servicios y realización deficiente de trámites médicos. Siendo el Instituto Mexicano del Seguro Social la dependencia más denunciada.

Mientras que los abusos y violación a derechos humanos de las institutuciones religiosas no se sancionan, el Instituto Nacional de Geografía e Historia (INEGI) ha detectado una disminución de devotos al pasar los años.

De acuerdo con el censo 2020 del INEGI en México cerca de 1 millón 530 mil 909 personas son creyentes de la religión Testigos de Jehová, mientras que hace 10 años se registraron 1 millón 561 mil 086 creyentes. Lo que representa una disminución de más de 60 mil creyentes.

Los exdevotos afirman que si las autoridades no ponen freno a la coacción religiosas de los Testigos de Jehová, cientos de personas seguirán siendo víctimas sin denunciar los abusos por miedo a represalias.

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