La Jornada
Madrid. Francia anunció un cambio histórico en lo que había sido la tendencia durante las últimas décadas: la nacionalización total de energía eléctrica, gestionada por la Empresa Eléctrica de Francia (EDF).
La primera ministra gala, Élisabeth Borne, adelantó en un discurso ante la Asamblea Nacional que el gobierno controlará de forma inminente el “100 por ciento del capital” de la compañía abastecedora de energía en el país, con el objetivo de fortalecer su independencia energética y alcanzar las emisiones cero.
En un contexto cada vez más volátil, en el que el precio de la electricidad se decide en el mercado mayorista y a expensas de las subastas de las grandes corporaciones del sector, la mayoría privadas, Francia decidió dar un vuelco en la tendencia europea, que en las últimas décadas ha liberalizado un sector estratégico como el energético y que en Europa ha supuesto el fortalecimiento de las grandes multinacionales europeas.
El gobierno francés augura que en unas circunstancias como las actuales, agravadas con la guerra en Ucrania, el resto de los mercados de la energía en Europa seguirán sus pasos, con nacionalizaciones totales o parciales.
El gobierno francés controla actualmente el 83.88 por ciento de la empresa EDF, con lo que es de los pocos países europeos que no han dejado a la iniciativa privada un sector esencial para la vida de la población, si bien ahora dará el paso para alcanzar una nacionalización total.
“Estamos en un periodo de la historia en que los países deben ganar también la batalla de la energía y la producción, por eso les confirmo hoy que el Estado tiene la intención de controlar el 100 por ciento del capital de EDF”, anunció Borne, que además defendió el modelo francés, que mantiene en actividad sus centrales nucleares al tiempo que impulsa los modelos alternativos más limpios.
«Gran nación ecológica»
“Seremos la primera gran nación ecológica en salir de los combustibles fósiles, pero para eso necesitamos tener el control total de la producción y de nuestro futuro energético”, advirtió la funcionaria francesa, quien no ocultó que su decisión también está vinculada a la volatilidad provocado por la guerra en Ucrania: “Aunque nuestro país es menos dependiente del gas ruso que nuestros vecinos, no podemos creer ni hacer creer que seremos inmunes a las decisiones unilaterales de Rusia. Si Rusia cortara sus exportaciones de gas, también nos veríamos afectados. Así que, a partir de ahora, debemos considerar todos los escenarios posibles, incluso los más difíciles, y compartir sus consecuencias con todos los actores y con el pueblo francés. Podemos resistir, pero todos deberemos poner de nuestra parte”.
La medida adoptada por Francia también está relacionada con los cambios jurídicos y estratégicos adoptados por la Unión Europea (UE), que a partir de ahora considera el gas y la industria nuclear como energías verdes.
“Para dejar atrás el carbono adoptaremos un mix energético equilibrado alrededor de las energías renovables y de la nuclear. Aceleraremos el despliegue de energías renovables e invertiremos en la nuclear con la construcción de nuevos reactores e innovaciones para la energía nuclear del futuro”, aseguró Borne.
La medida provocó una ola de reacciones en Europa, tanto a nivel bursátil como político, ya que muchos países se están planteando volver a las nacionalizaciones de la energía eléctrica ante la escalada sin freno de los precios y la vulnerabilidad que está provocando en la sociedad.