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LIMA, PERÚ.- El Comité Permanente de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) decidió permitir que la empresa Earth Ocean Farms, una instalación de acuicultura en México, exporte totoabas criadas en cautiverio, un pez de gran tamaño catalogado en peligro crítico de extinción cuya pesca y comercialización internacional están prohibidas desde hace más de 40 años.
Que la totoaba (Totoaba macdonaldi) continúe estando en peligro, a pesar de la prohibición de capturarla, se debe en gran medida a que durante todos estos años se ha pescado ilegalmente en el Alto Golfo de California para vender sus vejigas natatorias o buches en el mercado asiático a precios exorbitantes; esto debido a que se le atribuyen supuestamente propiedades medicinales.
Esta actividad ilícita no solo ha impactado fuertemente a las poblaciones silvestres de totoaba, sino que también ha llevado a la vaquita marina (Phocoena sinus) al borde de la extinción al quedar atrapadas en las mismas redes de pesca.
La situación de este pequeño cetáceo es tan crítica que solo quedan ocho ejemplares y se considera el mamífero marino más amenazado del mundo.
Los expertos temen que el comercio legal de totoabas criadas en cautiverio haga crecer la demanda por esta especie y que eso, a su vez, incentive aún más su pesca ilegal aumentando la presión sobre la vaquita marina.
Los riesgos de legalizar el comercio
El argumento para abrir el comercio internacional de totoabas criadas en cautiverio se debe a que, según las directrices de CITES, “la segunda generación criada en cautiverio de una especie en peligro de extinción ya se puede comercializar”, explica Alejandro Olivera, científico principal y representante de México en el Centro para la Diversidad Biológica, una organización dedicada a la protección de especies en peligro de extinción.
Para Rodrigo Medellín, investigador del Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres del Instituto de Ecología de la UNAM, la existencia de un mercado legal de totoabas podría desincentivar el comercio ilegal. “La demanda que existe en el mercado chino por las vejigas natatorias se va a mantener”, dice el experto. Por esta razón, “si tenemos la posibilidad de que se pueda comerciar legalmente, ya no debería existir ningún incentivo para la pesca ilegal y el comercio ilegal de la totoaba silvestre”, explica Medellín, quien fue representante de México ante el Comité de Fauna de la CITES. De hecho, “eso ha pasado en otras ocasiones”, asegura. “Cuando se implementan acciones de comercio legal con todos los instrumentos de sustentabilidad y trazabilidad de los productos que se van a comercializar, las especies son beneficiadas y terminan en un buen nivel de conservación y de protección”, precisa.
Para que esto se cumpla, Medellín explica que es importante que se aplique la ley, que exista un sistema efectivo de trazabilidad y que México, EU y China unan fuerzas para bloquear el comercio ilegal de los buches de totoaba. Solo así podría funcionar el comercio legal y asegurar el futuro tanto de la vaquita marina como de la totoaba. “Hay muchos ejemplos en los que los mecanismos de trazabilidad —para rastrear el origen del producto y asegurar su legalidad— están perfectamente determinados y funcionan muy bien. El caso de las cacerías de borrego cimarrón que son sustentables y que están fortaleciendo las poblaciones de esa especie en México es un ejemplo clarísimo de que los mecanismos existen y que cuando se aplican funcionan muy bien”, asegura el experto.
El problema es que varios especialistas dudan de que México tenga actualmente las condiciones para aplicar de manera efectiva los mecanismos de trazabilidad. De hecho, “tú vas a San Felipe y en el malecón te venden totoaba. Todo el mundo te dice que es de la granja, pero tú nunca tienes la certeza de que sea así”, dice Olivera. En ese punto, Medellín también se muestra escéptico y reconoce que aun si “existen definitivamente los mecanismos para la trazabilidad y se han logrado implementar con muchas otras especies, no puedo decir que hoy por hoy tenemos las condiciones para que el gobierno mexicano los aplique y que tengamos la certeza de que todo el comercio internacional de totoaba va a ser legal. Todavía no lo tenemos, eso sí está claro”, dice.
Científicos y conservacionistas temen que, además, luego de Earth Ocean Farms vengan otras empresas a solicitar permisos para exportar totoabas y que el trabajo de seguimiento y trazabilidad se complique aún más.
Para los expertos, la prueba más tangible de la debilidad de México a la hora de aplicar la ley es la pesca ilegal desenfrenada de totoabas que no ha logrado ser erradicada. México “ha fallado repetidamente en evitar la pesca ilegal de totoabas para el mercado internacional de sus vejigas natatorias”, dijo Clare Perry, líder de la campaña climática y oceánica de la Agencia de Investigación Ambiental, por lo que un comercio legal de totoaba “solo complicará la aplicación de la ley”, señala.
La demanda podría dispararse
Alejandro Olivera suma un punto más a la discusión: el peligro de que aumente la demanda.
México y Earth Ocean Farms se comprometieron a exportar solo la carne de las totoabas criadas en cautiverio y destruir las vejigas natatorias. El real interés asiático, sin embargo, está en los buches del pez y no en su carne. De hecho, según Olivera no existe aún un mercado en China para la carne de totoaba. Por eso especialistas como Olivera temen que con la apertura de un nuevo mercado para la carne, aumente la demanda de totoaba, lo que a su vez podría intensificar la pesca ilegal de totoabas silvestres y afectar directamente a la población de la vaquita marina. “Creemos que un mercado legal va a generar una mayor presión hacia la vaquita marina porque se podría abrir un mercado más grande de totoabas en Asia y ese incremento de la demanda podría ser compensado con totoaba silvestre”, dice Olivera.
Por otro lado, algunos expertos sostienen que la existencia de un mercado legal podría servir de fachada para que la mercancía ilegal pueda ser blanqueada, es decir, que los buches puedan ser traficados ocultos en las exportaciones legales de carne de totoaba.
De hecho, un estudio recientemente publicado por Brookings, una organización que reúne a más de 300 expertos líderes de gobiernos y de la academia de todo el mundo para realizar investigaciones profundas sobre distintos temas de políticas públicas, asegura que “el comercio legal de vida silvestre de México a China, como pepinos de mar y pieles de cocodrilos, brinda cobertura para el lavado de animales cazados furtivamente”, y que “la industria pesquera y de exportación legítima proporciona un medio para canalizar los productos marinos capturados ilegalmente hacia China”.
La investigación realizada por Vanda Felbab-Brown, experta en delincuencia organizada, asegura además que “el comercio legal de vida silvestre también facilita cada vez más las actividades de lavado de dinero de los grupos criminales mexicanos” y que el Cártel de Sinaloa, principalmente, “busca monopolizar la pesca tanto legal como ilegal a lo largo de toda la cadena de suministro”.
Los beneficiarios de la decisión
La empresa Earth Ocean Farms —perteneciente a Christy Ruth Walton, viuda de uno de los hijos del fundador de Wal-Mart, la mayor cadena de supermercados del mundo— realiza todas las etapas de la producción de la totoaba, desde la reproducción en laboratorio, el crecimiento de los juveniles, la engorda de los ejemplares dentro de jaulas sumergibles en mar abierto, hasta el manejo en una planta de procesamiento donde se limpia, empaca y envía la carne de este pez a distintos restaurantes exclusivos de comida de mar en México.
“Dada la situación de la totoaba en el alto Golfo de California y con el problema de la extinción de la vaquita marina, nosotros podemos asegurar que la totoaba nunca se va a extinguir, mientras logremos la reproducción en cautiverio de la especie”, le dijo en 2019 a Mongabay Latam, el director de Earth Ocean Farms, Pablo Konietzko, para un reportaje sobre la crianza totoabas para salvarlas de la extinción.
Según el empresario, en 2018 se reintrodujeron 40 000 ejemplares a su medio natural en el Mar de Cortés como parte del programa de conservación y repoblamiento de esta especie.
El problema, aseguran algunos expertos, surge ahora con la idea de exportar este pez puesto que “la CITES está viendo a la totoaba de manera separada de la vaquita y nosotros creemos que no se pueden ver de manera separada”, dice Olivera.
En 2019, durante la Conferencia de las Partes de CITES se acordó reducir la demanda de especímenes de totoaba. La reciente decisión de CITES, sin embargo, es contraria a ese objetivo, dicen los conservacionistas. “Esta es la hipocresía de CITES a la vista: acordar reducir la demanda de totoaba para proteger a la vaquita un día y luego autorizar el comercio de totoaba al día siguiente”, dijo DJ Schubert, biólogo de vida silvestre del Animal Welfare Institute. “Es vergonzoso que la mayoría de los miembros del comité hayan decidido elegir el comercio sobre la conservación, poniendo en peligro la existencia misma del cetáceo en peligro más crítico del planeta”, agregó en un comunicado del Centro para la Diversidad Biológica.
De los 15 miembros del comité de votación, Senegal, Congo, Perú, Israel y Australia votaron en contra de la solicitud mientras que Namibia, Etiopía, China, Kuwait, Indonesia, República Dominicana, Polonia, Bélgica y Georgia votaron a favor. Canadá se abstuvo en la votación.
Mongabay Latam envió preguntas a la autoridad administrativa de CITES en México, a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad CONABIO y a Earth Ocean Farms, sin embargo, hasta la publicación de esta nota no recibimos una respuesta.
“Esta decisión no tiene sentido y podría ser la última gota para uno de los mamíferos marinos más amenazados de nuestro planeta”, dice Olivera. Por ahora la decisión ya está tomada y conservacionistas instan a CITES a seguir de cerca las primeras exportaciones legales de esta especie.