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La DEA vino por Ovidio Guzmán

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Río Doce

Lo que siempre circuló como un rumor, de que agentes de la DEA habrían orquestado el fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán López el 17 de octubre de 2019, quedó confirmado el jueves de la semana pasada, cuando el ex fiscal de Estados Unidos, William Barr, afirmó que fueron ellos quienes intentaron detener al narcotraficante.

“Cuando intentamos arrestar al hijo del Chapo, llegaron 700 tropas paramilitares, con metralletas calibre 50 montadas en las cajas de las camionetas, y el ejército se retiró”, dijo Barr durante una entrevista hecha en el segmento Primetime Jesse Watters, de Fox News.

Lo dicho por Barr coincide con un rumor que circuló en Culiacán a mediados de junio de ese mismo año, cuando en un mensaje de voz dirigido a punteros, pistoleros, cocineros de droga y quienes se encargaban de la seguridad de los líderes del Cártel de Sinaloa, afirmó que punteros habían detectado la llegada de agentes de la DEA a Culiacán.

“Van a andar en carros particulares, para que estén bien enterados y se mantengan pendientes; ¡150 elementos fueron los que llegaron!”, se escuchaba en el mensaje.

Mike Vigil, ex director de operaciones internacionales de la DEA, señaló que era imposible que fuera de otro modo, pues la política de abrazos no balazos impuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador no habría actuado de esa manera, y se necesitaba de la coordinación de la DEA para localizar a Ovidio y llevarlo tras las rejas.

“La DEA tiene agentes encubiertos que ya están infiltrados dentro de organizaciones criminales como el Cártel de Sinaloa, pero también hay informantes que constantemente nos están pasando información, y es así como llegamos a los criminales”, dijo Vigil, en entrevista con Ríodoce.

En un video que circuló en redes sociales horas después del operativo, se observa cómo Ovidio recula un poco antes de salir de la casa donde se encontraba mientras elementos castrenses le llaman por su nombre. En las primeras versiones de lo ocurrido, la Secretaría de Seguridad dijo que habían llegado al lugar tras ver a unos hombres armados movilizarse afuera de la casa.

Esa versión se cayó por los suelos con los comentarios de Barr y lo señalamientos de Vigil, en donde el primero dice, a manera de comentario, que efectivamente, intentaron arrestar a Ovidio, pero que luego fue rescatado por cientos de pistoleros que sitiaron la ciudad y amenazaron con asesinar a las familias de de soldados si no lo liberaban.

“Los cárteles de la droga tienen miles de millones de dólares a su disposición, y pueden corromper a quien quieran, y tienen ejércitos, literalmente ejércitos, que son cada vez más paramilitares, visten como militares, tienen vehículos blindados”, observó Barr durante la presentación de su libro Una maldita cosa tras otras; Memorias de un fiscal.

Pero Barr no se detiene ahí, sino que explota contra López Obrador al comentar que el presidente mexicano perdió la guerra contra las drogas, pues es claro que ha perdido el control de su territorio en materia de seguridad.

“Lo que siempre me ha preocupado es que llegue el momento en que el gobierno de México comparta su soberanía con los cárteles, e implemente un modus vivendi con ellos, y nosotros no tenemos control sobre ese territorio, considerando que ya perdimos el control de las fronteras”, dijo al entrevistador Jesse Watters.

Siendo fiscal de Estados Unidos durante la administración del ex presidente Donald Trump, Barr realizó un par de visitas a México, incluyendo una después de la fallida misión del gobierno de Estados Unidos, donde la meta entonces era capturar a los líderes del Cártel de Sinaloa.

“Fui un par de veces a México para ver cómo podíamos endurecer la columna vertebral de este presidente, López Obrador, quién cree en abrazos y no balazos, y en mi opinión ha perdido el control del país”, dijo Barr ante la risa de Watters por la cita de “abrazos, no balazos”.

Horas antes del comentario de Barr, Estados Unidos emitió una alerta de viaje y recomendó no viajar a Tamaulipas, en donde días antes, las autoridades capturaron a uno de los líderes del Cártel de Noreste, provocando bloqueos de carreteras y quema de vehículos, a pesar de la presencia de las Fuerzas Armadas mexicanas.

“Al menos durante la administración de Donald Trump, se estableció control sobre las fronteras, pero ya no es igual, y esos territorios fronterizos se perdieron (a manos del crimen organizado”, dijo Barr.

El presidente López Obrador dijo por su parte que no impondrían “medidas coercitivas” y “que no enfrentarían la violencia con violencia”, una forma de decir que la política de abrazos no balazos va a continuar en todo el país.

“El mal hay que enfrentarlo haciendo el bien, yo sostengo esa postura y con esta política estamos saliendo adelante. Sin masacres, sin matarlos en caliente, respetando los derechos humanos con abrazos, no con balazos”, insistió el presidente durante una de las mañaneras hechas en Palacio Nacional la semana pasada.

Los comentarios del presidente surgen a pesar de haberse incrementado la violencia en estados como Zacatecas, Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas, Chihuahua, Sonora y Sinaloa, y en medio de masacres grabadas, como la ocurrida en San José de Gracia Michoacán, donde un grupo de sicarios ejecutó a 17 personas en plena calle, escenas que se han repetido en todo el país y que también han alcanzado a los periodistas, ocho de los cuales han muerto en lo que va del 2022.

Los jefes, en la mira de la DEA

Para Mike Vigil, quien mantiene contacto e información de todo lo que pasa en México en materia de investigación hacia grupos criminales, dijo que la meta de la DEA sigue siendo atrapar a capos como Rafael Caro Quintero, el grupo de los Chapitos, Nemesio Oseguera Cervantes el Mencho, e Ismael el Mayo Zambada, y que para ello la agencia tiene una red impresionante de informantes “que nos proporcionan nombres, números de teléfono, o lugares donde pudieran estar los capos para, a partir de métodos de geolocalización, ubicarlos”.

“Te puedo decir que la DEA tiene más elementos en México que en cualquier otra parte del mundo, y operamos a través de una red de informantes que están dentro de las organizaciones criminales como el Cártel de Sinaloa, que constantemente nos pasan información”, dijo Vigil.

-¿Cómo llegan a esos informantes?-, se le cuestionó.

-Son acuerdos que se hacen con ellos cuando salen de prisión, o para evitar que sean arrestados, pero también se les paga, y se les paga bien. Estados Unidos tiene los fondos para pagarles. En México las autoridades tienen pocos informantes porque el gobierno de ese país nunca da dinero a informantes, y eso es una limitante muy grande para México, pero nosotros tenemos que hacerlo para lograr la información que se necesita.

Respecto a la fallida detención de Ovidio, Vigil, autor de Narco Queen, precisó que el problema radicó en la falta de planeación para arrestar a un capo, mostrando que el gobierno de México se confió, y que el entonces secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, no sabía lo que estaba haciendo.

“Durazo debió considerar, y su gente también, que si iban a entrar a la cuna del Cártel de Sinaloa, debían saber que se tienen que llevar muchos elementos castrenses, incluyendo apoyo aéreo y marino, porque se ha vuelto una táctica que, cada vez que detienen a un capo, el grupo criminal se resiste de manera violenta… y fue lo que pasó con Ovidio”, observó Vigil.

Horas después de haber liberado a Ovidio Guzmán López, el mismo Durazo, anunció que los elementos castrenses iban patrullando la zona, cuando “fueron atacados a balazos por la guardia de Ovidio”, y que fue esa la forma que llegaron a él.

“Eso por supuesto que no es cierto, sino que Ovidio era el objetivo, y eso lo confirmó Barr ahora en días pasados, pero además no tenía lógica que dos o tres pistoleros hubieran enfrentado a más de 50 elementos de la Guardia Nacional”, insistió Vigil.

De acuerdo a fuentes consultadas por Ríodoce en los últimos meses, los jefes del Cártel de Sinaloa continúan manteniendo altos niveles de seguridad en Culiacán y en la sierra de Badiraguato, de tal manera que nada se mueve sin que ellos se den cuenta.

“Vigilan las 24 horas del día; hasta los camiones de las Sabritas las andan checando: cuánta gente va, a dónde, si regresan los mismos que llegaron, y así, porque los jefes saben que hay gente de la DEA por acá (en Culiacán), dijo la fuente.

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