ÉDGAR HERNÁNDEZ RAMÍREZ
En distintos momentos del debate político en el país, la oposición –partidista, empresarial o mediática— ha sugerido, sospechado o denunciado que algunas decisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador van encaminadas a buscar su reelección. Así sucedió cuando impulsó la iniciativa de revocación de mandato programada para marzo de este año, y cuando se mostró a favor de la resolución del Congreso de que se ampliara por dos años la vigencia del ministro Arturo Záldivar como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Los señalamientos en ese sentido fueron expuestos como si esas presuntas pretensiones reeleccionistas pudieran materializarse por un acto voluntario, por una decisión autoritaria, dictatorial, en un régimen democrático.
Se les olvida que la reelección presidencial en nuestra Constitución no está permitida, como se establece en el Artículo 83 de la Carta Magna, que a la letra dice: “El Presidente entrará a ejercer su encargo el 1o. de octubre y durará en él seis años.
El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República, electo popularmente, o con el carácter de interino o sustituto, o asuma provisionalmente la titularidad del Ejecutivo Federal, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto”.
Si se alega que López Obrador tiene el respaldo necesario en el Congreso para poder llevar a cabo una reforma constitucional para prolongar su mandato más allá del 2024, es poco probable que así suceda, pues para hacer cambios a la Constitución en esa ruta se necesita que estén a favor dos terceras partes de los diputados. Juntos Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México suman 307 legisladores, de los 354 que se requerirían. Por cuestiones ideológicas, por refrendar su papel opositor o por el impacto político negativo que significaría en el futuro, sería muy difícil atraer los 47 votos restantes de representantes del PAN, del PRI y del PRD.
Públicamente reiteradas veces el presidente ha afirmado que no buscará reelegirse y que desaparecerá de la escena política, firmó ante un notario ese compromiso y ha afirmado que en el proceso de transformación del país, hay que evitar la tentación del “necesariato”, que lo importante no es el hombre, sino el proyecto.