La Jornada
La casa subastadora Christie’s en París pretende obtener entre 27 y 41 millones de pesos al vender en una nueva puja 80 lotes de piezas de arte prehispánico vinculadas con México.
La venta se realizará el 10 de noviembre, e incluye otros objetos precolombinos, entre ellos obras maestras taínas de la colección Artes Fiore. En total, se ofertan 139 lotes con obras procedentes de diversas culturas asentadas en América.
Mientras el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que realiza el dictamen de las piezas de la subasta, este lunes se anunció en una ceremonia con gran despliegue mediático la extraordinaria restitución “voluntaria” a Guatemala de una pieza precolonial, que en septiembre de 2019 fue retirada de una subasta en Francia, luego de los reclamos del país centroamericano.
El nuevo remate de Christie’s incluye piezas de las culturas maya, teotihuacana, azteca, mezcala, olmeca, chontal y mixteca, así como de Xochipala, Guerrero; Sultepec; Colima, y la Huasteca.
La subastadora también ofrece casi 40 creaciones de la cultura taína y algunas provenientes de territorios que al presente pertenecen a Perú, Panamá, Costa Rica y Honduras. Varias de estas obras han sido exhibidas en museos de Europa y Estados Unidos.
El historiador y arqueólogo Daniel Salinas Córdova, radicado en Alemania, explica a La Jornada: “Subastas como la de Christie’s, del 10 de noviembre, impulsan la mercantilización y privatización del patrimonio cultural; perpetúan el despojo e impiden el estudio, disfrute y divulgación de las piezas; al fortalecer al mercado y la demanda de antigüedades arqueológicas precoloniales americanas, promueven el saqueo arqueológico”.
Agrega: “Más allá de lo legal, estas ventas son moralmente cuestionables y reprochables. Se está lucrando con el patrimonio de los pueblos de distintos países latinoamericanos, que no tienen siquiera la oportunidad de conocer las piezas, estudiarlas ni disfrutarlas”.
Lamenta que “al estar las piezas en manos privadas, les quitan su valor social e identitario, pasan a ser mercancías, objetos decorativos, valorados sólo por su estética y estimación monetaria, así como por el prestigio que brinda a sus poseedores”.
Salinas Córdova deplora “ver cómo tantas impresionantes piezas arqueológicas provenientes de los pueblos indígenas precoloniales de países del Caribe, México, Costa Rica, Perú, Panamá y más se están nuevamente vendiendo por cientos de miles de euros en Europa.
“Es extremadamente probable que lo hayan hecho mediante el saqueo y de manera ilegal. Recordemos que en México, desde el siglo XIX, se cuenta con leyes que prohíben la exportación de piezas arqueológicas.”
Por las cinco piezas mejor valuadas de inicio, y relacionadas con México –mayas, olmeca y huasteca–, esperan recibir más de 15 millones de pesos. Sólo uno de los 139 lotes tiene un estimado inferior a mil euros (23 mil pesos).
El lote con el precio de salida más alto es un hacha maya, por la que esperan recibir al menos 180 mil euros (más de 4 millones 200 mil pesos). Formó parte de la colección John A. Stokes desde 1970. Ha sido expuesta en los museos estadunidenses Metropolitano de Arte (Nueva York) y de Arte de Denver, así como en el Olímpico (Lausana, Suiza) y los Museos Reales de Arte e Historia, en Bruselas.
La segunda pieza con un precio inicial más alto es un pendiente olmeca, de unos 16 centímetros de largo, por el que esperan recibir entre 150 mil y 250 mil euros. Ubican la pieza como parte de una colección privada europea “probablemente desde los años 50”.
Esta obra fue exhibida, entre 2003 y 2004, en la muestra Festejando con los dioses: arte y ceremonia en la antigua Mesoamérica y los Andes Centrales, en el Museo de Arte de Seattle.
La tercera con mayor valoración en cuanto a las piezas de origen mexicano es una huasteca, tasada en 100 mil euros; desde 1964 formó parte de la colección Anne Marie Vié-Wohrer.
Además de las piezas creadas de origen taíno, cultura diseminada en el Caribe, se ofertan una túnica inca, un textil de la región de Huermey, dos pendientes moche y fragmentos de tejidos proto Nazca (Perú); pectorales del Gran Darién y Coclé (Panamá); pendientes de Diquís, de la costa y de Nicoya, así como nueve lotes de la actual Costa Rica, y un vaso maya del Valle de Ulúa (Honduras).
Daniel Salinas menciona que hay que esperar a que los peritos del INAH “determinen si alguna de estas piezas es original. Siempre existe la posibilidad de que sean de las muchas falsas creadas en el siglo XX, para suplir la demanda de antigüedades precolombinas”.