Gaceta UNAM
Los pueblos originarios han resistido 500 años protegiendo su cultura, costumbres y tradiciones, lo que ha permitido que sigan a futuro, consideró José Manuel del Val Blanco, director del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad.
Al hablar de El Día de la Raza, el etnólogo comentó que implica celebrar el racismo, lo que supone que no están o no existen representantes de estos pueblos, aun cuando en nuestro territorio se mantienen 68 pueblos originarios.
Del Val Blanco reflexionó: “Suponer que no tienen historia o no existen es un error en la formación de la gente, en la educación, en la historia. Estos pueblos se mantienen defendiendo y buscando su propio proyecto civilizatorio, que es diferente al occidental, no tiene nada que ver con el capitalismo y es trascendente”.
El Día de la Raza es uno de los nombres que se le han dado al 12 de octubre para recordar la navegación y exploración del continente americano encabezada por Cristóbal Colón en 1492.
Con él coincidió Patricia Rea Ángeles, investigadora de Cátedras Conacyt adscrita al Instituto de Investigaciones Sociales, quien recordó que, desde el periodo de Conquista, América Latina ha vivido un exterminio de las culturas y etnias, hoy llamados pueblos indígenas, que se mantienen en riesgo de extinción.
La antropóloga enfatizó: “En este siglo XXI, todavía hay mucha desigualdad social, donde los pueblos indígenas y afromexicanos están en la última escala de la sociedad que conformamos, donde enfrentan serias condiciones de pobreza, marginación, injusticia, discriminación y racismo. No hay nada que celebrar el 12 de octubre. El día que podamos festejar es porque estos pueblos ya están en las mismas condiciones de igualdad que el resto de la sociedad mestiza. Con 68 lenguas y grupos étnicos, México es uno de los 10 países con más lenguas originarias del mundo, pero 31 están en alto riesgo de desaparecer y cerca de 37 están amenazadas”.
La investigadora, comisionada en la UNAM desde 2015, precisó que hoy en día el problema que enfrentan las poblaciones originarias es el alto nivel de discriminación, racismo, pobreza y marginación. Hacia 2018, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reconoció que 69.5 por ciento de la población indígena en el país vive en situación de pobreza y, en las localidades de menos de 2 mil 500 habitantes, 78.7 por ciento de la población indígena se encuentra en la misma condición.
Las entidades que cuentan con más presencia de grupos indígenas son las que tienen los más altos niveles de marginación del país y, paradójicamente, también son las que tienen las mayores reservas de recursos y riquezas naturales, es decir, Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Durango y San Luis Potosí, donde los porcentajes de pobreza son superiores al 80 por ciento, comentó.
La etnóloga aclaró: “Hay pueblos que están prácticamente desapareciendo sin que el Estado mexicano haga algo para rescatar los conocimientos y saberes de los últimos hablantes de algunos pueblos o sin que se implementen políticas públicas de rescate, preservación y revitalización lingüística entre los que están al borde de la extinción”.
A esto se suma la pandemia actual que enfrenta el mundo, recalcó, pues al afectar más a las y los viejos es más probable que puedan fallecer los pocos hablantes originarios de estas lenguas, ya que la mayoría son personas adultas mayores. Esto llevaría a la extinción total de su cultura, de miles de conocimientos y formas únicas de apreciar el mundo.
Educación superior
Del Val Blanco y Rea Ángeles coincidieron en que México continúa siendo un país altamente racista, clasista y esto se expresa en factores como el porcentaje de jóvenes indígenas que tienen acceso a educación superior en las grandes universidades, como UNAM, IPN o UAM.
“La suma de ellos no llega al uno por ciento, cuando una parte importante de los mestizos sí logra acceder a estos espacios. Si los y las jóvenes indígenas no ingresan a la educación superior en igualdad no tendrán mejores oportunidades de empleo, de salud, vivienda o derechos humanos básicos. Contrario a ello, si se invierte en acceso a la educación superior para estos pueblos, la posibilidad de la permanencia de las lenguas y las culturas de México está garantizada”, subrayó Rea Ángeles.
A su vez, Del Val Blanco destacó que la UNAM impulsa el Sistema Becas para Estudiantes Indígenas que respalda a jóvenes para cursar desde el bachillerato o alguna carrera universitaria, además de acompañamiento tutorial. “Cada año, la UNAM apoya a mil alumnos representantes de pueblos zapotecos, mixtecos, nahuas, otomíes, mixes, mazatecos, mazahuas, tzeltales, purépechas, amuzgos, tsotsiles, choles, chinantecos, popolocas y zoques”, finalizo.