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Don Juan, un “cangurero” tsotsil que vende y…lee

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Don Juan López Hernández, durante la venta de cicles aprovecha para leer.
  • En las #Historias Que Inspiran le presentamos a un singular hombre indígena que deambula por las calles de #Tuxtla Gutiérrez, #Chiapas, vendiendo dulces y con su libro en mano aprovecha para ilustrarse

Willian Vera Gomes

Dudando un poco de su lugar de origen, Juan López Hernández nos dice con cierta timidez que es originario de San Pedro Chenalhó, aunque realmente desconoce si su comunidad pertenece a este municipio o a otro de la zona altos de Chiapas.

Con cabello largo, algo desgastado por los años, y unos lentes de mayor aumento, don Juan es un vendedor de dulces al que se le suele ver leyendo y vendiendo en las calles del centro de Tuxtla Gutiérrez.

En su cangurero lleno de dulces, cigarros, paletas y chicles, guarda lo que él considera su arma valiosa, “La Biblia”, la cual ha sido su fiel compañera desde que él aprendió a leer.

Desconoce su edad; las matemáticas parecen fallarle, dice que solo Dios sabe, pero aún no le ha dado la respuesta.

Todavía se le dificulta un poco el hablar español, por momentos se detiene para que lo que diga sea entendido claramente. Su idioma es el tsotsil, del cual se siente muy orgulloso.

Nos contó que su primer acercamiento con las letras fue con un diccionario ortográfico, el cual se lo regaló una persona que suele frecuentarlo para comprarle algunos de sus productos.

Pide que le apoyen con libros.

Luego de eso vendría el abecedario, con el cual se fue familiarizando más rápidamente. Al término de eso, vendría la biblia, su fiel compañera, la cual la describe como su arma más valiosa.

Cuenta con dos biblias, una en español y otra en tsotsil. Todos los días suele leer un pasaje bíblico diferente, en ocasiones suele compartir esos textos con las personas que lo frecuentan.

En su jornada de trabajo, todos los días en punto de las nueve de la mañana emprende su camino hacia las calles del centro de la ciudad para vender sus productos. Cuando el reloj marca las ocho de la noche su jornada de trabajo ha terminado.

Mencionó que en sus primeros años de vivir en la ciudad sufrió asaltos, hoy dice sentirse más seguro con su biblia, nos compartió la cita bíblica “del polvo eres y al polvo volverás”, esto porque desconoce que puede pasarle durante el transcurso del día.

Todos los días no falta quien se detenga a observarlo mientras el lee. Bajo unos lentes desgastados por los años, se esconden unos ojos que gustan de la lectura a diario.

Se da el tiempo para hablarnos de política. Confiesa que ningún alcalde la capital se ha tomado el tiempo para acercarse a él ni a sus otros compañeros y brindarles ayuda en la cuestión educativa.

Su hogar es un cuarto que renta junto a sus “paisanos” como él los llama. De su familia prefiere reservarse un poco al hablar, dice que suele visitarlos muy pocas veces.

Tiene la curiosidad de leer más libros, espera que más personas puedan acercarse a él para obsequiarle algún libro o algún material didáctico. Por lo pronto todos los días estudia el abecedario, el cual disfruta mucho.

Se le suele ver sobre las calles de la Novena Sur, sobre la Primera Poniente y sobre la Avenida Central a la altura del Parque Central en Tuxtla, cargando su cangurero lleno de dulces e ilusiones.

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