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Diana Itzel, una campaña en vilo por un lugar en el Congreso de Guerrero

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Pie de Página

Desde que asesinaron a su madre, a su padre, a su abuela y a un ahijado de su padre, Diana Itzel se dedicó a exigir justicia, un espacio en el Congreso de Guerrero es parte de su lucha. Busca un lugar para representar a las personas que habitan una de las zonas más violentas del estado y del país

Texto y fotos: Marlén Castro / Amapola Periodismo Transgresor

CHILAPA.- Policías con AR-15, Fal y Berettas se entremezclan con la gente de un mitin político de Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, en una de las avenidas principales de Chilapa.

Son los guardias que custodian a Diana Itzel Hernández Hernández, candidata a diputada local por el distrito 25 que comprende Chilapa y José Joaquín de Herrera, municipios de la Montaña baja de Guerrero, al sur de México.

Es 2 de junio, último día de campaña de Diana Itzel, la ruta para tener un lugar en el Congreso local, que represente a las personas que habitan una de las zonas más violentas del estado y del país.

El mitin y la marcha previa marcó el cierre de varios candidatos de Morena a diferentes cargos de elección popular en esta zona de la Montaña baja en la que grupos políticos y económicos coludidos con Los Ardillos y Los Rojos bañaron de sangre este territorio.

Tiempo atrás, otras personas, hombres y mujeres, pagaron con su vida su aspiración a un cargo por este distrito electoral federal con cabecera en Chilapa, que comprende 13 municipios de toda región Montaña.

El luchador social Ranferi Hernández Acevedo, el padre de Diana, es uno de ellos.

A los asesinos de Ranferi no les importó que el luchador social viajara con su familia cuando lo atacaron; mataron a Lucía Hernández, la mamá de Diana Itzel, Juanita Dircio, la abuelita y a Antonio, un ahijado y colaborador de la familia. Dicen que los quemaron vivos y así murieron dentro de una camioneta.

Desde que asesinaron a su madre, a su padre, a su abuela y a Toño, Diana Itzel se dedicó a exigir justicia, un espacio en el Congreso local es parte de su lucha.

Los 60 días de campaña, vivida con estrés, por la posibilidad de un ataque, a pesar de las medidas cautelares solicitadas al gobierno del estado, tuvieron un precio alto para Diana Itzel. La hija del luchador social acentuó su delgadez, quizá hoy tiene unos cinco kilos menos que cuando empezó y ha visto poco a su hija y su hijo.

Unas mil –quizá mil 200 personas– acompañan a Diana Itzel, al candidato a alcalde de Chilapa, José Muñiz Casarrubias, y a Marco Antonio Miranda, quien busca la diputación federal por el mismo partido. Para mostrar músculo político a este cierre se agregaron candidatos a otras alcaldías que comprende el distrito federal 6, pero hay una ausencia notable, no está la candidata a presidenta municipal de José Joaquín de Herrera, Micaela Manzano, a quien hombres con los rostros cubiertos intentaron llevársela la noche del viernes 28 de mayo.

Los candidatos de esta demarcación recorren las calles de Chilapa rumbo al barrio de La Villa. Caminan por la avenida Constitución, una de las calles principales de Chilapa. Los policías estatales que resguardan a Diana Itzel se mezclan con la gente que grita vivas a Morena y ondea banderas blancas con los logos vinos de este partido. Entre la algarabía de vez en cuando se escuchan las arengas a los candidatos.

-¡Eso, eso, eso Diana al Congreso!

-¡Ya llegó ya está aquí, se llama José Muñiz, el que va a chingar al PRI!

La gente se asoma a sus ventanas ante el alboroto de varias bandas de música, de los sones de las danzas tradicionales y de las porras.

“¡La gente mirando también está apoyando!”, dicen los de la marcha a la gente en los balcones, interrumpiendo las arengas a sus candidatos.

Algunos devuelven con sonrisas, otros permanecen serios, hacen evidente que salieron sólo a ver el apoyo que traen los candidatos de este partido. Las calles están tapizadas de la propaganda política del candidato del PRI-PRD a la diputación local, Jesús Parra García, dos veces alcalde de este lugar, y el actual candidato del PRI a la presidencia, Aldi Esteban Román.

En el atrio de la Villa, donde cerró este acto político, un lugar simbólico porque casualmente los tres candidatos son originarios de este barrio, Diana Itzel sólo dice que sus padres ya no están con ella, pero que la mujer que es se lo debe a su madre Lucía y a su padre Ranferi.

Como una medida de precaución, Diana Itzel no hace mención de los asesinatos de su familia.

“La unidad y la organización son dos cosas que necesitamos para que haya justicia en los pueblos”, dice siempre a la gente.

60 días en vilo
Diana Itzel comenzó a hacer campaña con cinco policías estatales. Hace como tres semanas solicitó otra patrulla y el mismo número de elementos. El gobierno del estado sólo asignó dos escoltas más.

Al principio, Diana Itzel viajaba todos los días a Chilapa a hacer campaña. Después del múltiple homicidio, por seguridad, las tres hijas y el hijo del matrimonio Hernández Hernández salieron de Chilapa. Diana, quien vivía en Acatlán, se refugió en otra ciudad.

A la vuelta de un mes, el cansancio por los recorridos y retornar a Chilapa causaron estragos en la salud de Diana, así que, aun con el miedo, regresó a vivir a Acatlán, a 20 minutos de Chilapa.

Diana Itzel y su equipo cercano se niegan a contar por qué pidieron reforzar su seguridad. Gente que ha vivido esta campaña con ella informa que todo el tiempo los siguen. Creen que lo hace gente de Jesús Parra García, quien llegó a la alcaldía después del asesinato de Ulises Fabián Quiroz, el candidato del PRI, ocurrida en mayo del 2015, en plena campaña. Jesús Parra se reeligió en 2018, y ahora busca la diputación local.

Diana Itzel cierra esta campaña sin visitar varios pueblos de los municipios de Chilapa y José Joaquín de Herrera. Nunca hubo condiciones para hacerlo. Con todo y seguridad, su vida y la de la gente de su equipo corrían peligro.

Una de las rutas sin visitar fue Mezcalcingo-El Zapote, entre las que hay unas 25 comunidades. Otra ruta es El Jagüey-Xiloxichican, con cinco pueblos. También Atlixtac-Tepozonalco, seis pueblos del sureste de Chilapa a los que se accede por el municipio de Atlixtac. Estas rutas y estos pueblos se caracterizan por el dominio territorial de Los Ardillos.

Diana Itzel cuenta que la gente de su equipo buscó la forma de ir a esas comunidades pero al no haberlas, se enfocaron en visitar las comunidades más grandes de los dos municipios que comprenden Chilapa y José Joaquín de Herrera.

Aún con todas sus precauciones, el jueves 27 de mayo pudieron sufrir un atentado. Ese día recorrieron los pueblos a orilla de carretera de la ruta Ayahualulco-Hueycatenango y otros en los que hay que internarse hasta un kilómetro. Cuando cerraban su jornada, notaron nerviosismo entre la gente de la comunidad que dejaron al final.

Preguntaron qué pasaba, pero no les compartían nada, sólo les aconsejaron que ya se fueran. Diana y su equipo optaron por subir rápido a sus unidades y retirarse. Lo hicieron rápido y también presas del miedo.

Un elemento importante en el equipo de Diana, quien es nahua y conoce la zona, recordó que ese pueblo tenía una ruta alterna, más lejos, pero no era la misma por la que habían llegado. Salieron por ahí, arriesgando todo.

En el trayecto, recibieron una llamada, sólo les dijeron: “Si ya llegaron a la carretera, ¡písenle!” El conductor atendió la recomendación e imprimió más velocidad de la que ya traían y no se detuvo hasta llegar a la carretera a Chilapa.

Un día después, a la candidata a la alcaldía de José Joaquín de Herrera, Micaela Manzano, intentaron secuestrarla en un pueblo de esa misma ruta. Salió ilesa.

Después del cierre grupal en Chilapa, Diana Itzel viajó a la cabecera de José Joaquín de Herrera a apoyar a la candidata Micaela Manzano. Pasó de nuevo por la ruta en la que el jueves 27 de mayo intentaron atentar contra ella.

En la víspera del cierre
Una vecina del barrio de San Rafael se asoma a su ventana.

Ve la comitiva del candidato a alcalde de Chilapa, José Muñiz Casarrubias, y de la candidata a diputada local por el Distrito 25, Diana Itzel.

Cuando ve a Diana le dice: “voy a votar por ti, Diana, porque tienes muchos…”.

La palabra que completa esta oración no la dice con la boca, para ello usa las manos. Forma con la izquierda y derecha dos figuras cilíndricas y las mece de arriba a abajo.

Acá en estas regiones bravas, esa es una señal para decirle a alguien que tiene mucho valor. En el lenguaje coloquial: muchos güevos.

La frase no aplicaría tratándose de una mujer, pero en una sociedad patriarcal como esta de la zona Centro del estado, se asimila sin problema.

Ese martes 1 de junio, Diana Hernández cumplió 59 días de proselitismo. A un día de cerrar los 60 días que tiene que hacer campaña, de acuerdo con el calendario electoral guerrerense.

El recibimiento en el barrio de San Rafael es importante. Se trata del lugar en el que vive el candidato a la diputación del distrito 25 de la alianza del PRI-PRD, Jesús Parra, dos veces alcalde de este municipio.

Una comitiva de unas cincuenta personas que hacen ruido como si se trataran de cientos recibe a los candidatos en la calle 11 Sur.

El exalcalde y ahora candidato a diputado local habita en la calle 7 Sur. De aquí sale todos los días a sus actos de campaña. Aunque ya no es el alcalde, una patrulla repleta de policías municipales le brinda seguridad, y por la noche vigilan el domicilio.

La vecina que va a votar por Diana Hernández porque admira su valor cuenta que más gente saldría a recibirlos, si no tuvieran miedo.

“Pero mira tienen…”. Vuelve a usar las manos para unir y separar los dedos, señal que significa que la gente tiembla de terror.

Dice que le hablaron por teléfono, y que le indicaron que debe votar por Parra y por Aldi Esteban Román, el candidato del PRI a la alcaldía.

Jesús Parra es su vecino y quien le habló es alguien conocido, así que sólo dijo que sí.

“Pero cuernos que voy a votar por ellos”, cierra con firmeza.

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