“La caravana de madres ya formadas en busca de sus hijos están desesperadas, que en vez de verlos la gente con aprecio los ven con gran desprecio y les tienen desconfianza…”
Por Movimiento Migrante Mesoamericano
Entre aplausos y cantos Doña Leticia Martínez, proveniente de Honduras, volvió a abrazar a su hija Merza Yanira Martínez después de 14 años de no verla. “Mi hija tenía 26 años cuando salió del país, ella era madre soltera y tenía tres hijos, trabajaba en la maquila pero ganaba muy poco.”
A pocas horas de reencontrarse con su hija, todas sus compañeras le ayudaron a maquillarse para el momento, su sonrisa es notoria, ellas también se alegran, porque cuando una madre encuentra a su hijo les llena de esperanzas.
“Ella me dijo que se quería venir para Estados Unidos, yo no le dije que no, porque yo no tenía nada que ofrecerle y le pedí que me dejara a mis nietos, que yo se los cuidaría mientras ella no estuviera. Se comunicó conmigo durante 1 año y medio, pero la última vez que me llamó me dijo que la habían secuestrado”.
“Me llamó susurrando y me dijo que no contestara números de México para que no me extorsionaran, otra compañera que atraparon con ella traía un teléfono y lograron comunicarse conmigo y desde entonces no volví a saber nada de ella.
Señaló que las personas salen de sus países por la violencia, que ellos son conscientes de los riesgos que enfrentan al cruzar México pero prefieren morir en el camino a morir en el país, porque saben que saliendo hay esperanza de cambiar su situación.
Doña Leticia había participado en las Caravanas de Madres Centroamericanas y gracias al Movimiento Migrante Mesoamericano, 14 años después volvió a ver a su hija, quien llegó al Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, con su esposo, sus dos hijos y un ramo de flores en las manos que entregó a su madre.
Ante la situación de emergencia que se vive en Honduras, son los reencuentros los que dan esperanza a las familias que han sido separadas por la violencia que las aqueja en sus países y los orilla a migrar.
“…Hijos queridos no dejen que sus madres se mueran de tristeza por no saber cómo andan, recuerden siempre que ellas son primero y sufren por su ausencia de no estar junto a ellos. ¡Si se pudo, si se pudo!”, cantaron las madres.