• Hallazgos científicos demostraron que las heces de pacientes infectados tienen carga viral, cuando éstas llegan a parar en las aguas residuales y no se tratan, terminan en los ríos y arroyos; “hace falta estudiar el caso de manera específica”, dice investigador chiapaneco, Martín D. Mundo.
YURIDIA MONTENEGRO
Tras una serie de pruebas realizadas por científicos de España y China, se descubrió que la Covid-19, al generar problemas gastrointestinales, en las heces de los pacientes había rastros de este virus, por lo que éstas al desecharse por las alcantarillas terminan en las aguas residuales no tratadas y a la vez, tienen carga viral del SARS-CoV-2.
Así lo explicó el investigador y académico Martín D. Mundo Molina, quien puntualizó que al no aplicarse en México la Ley de Aguas Nacionales, más del 80 por ciento de los ríos están contaminados porque las aguas residuales van a parar a los afluentes, de esa forma, entonces más del 80 % de los cuerpos de agua en el país tienen presencia de ARN del Covid-19, pues esta enfermedad se ha difundido por toda la nación.
Expuso que a través de pruebas se analizó la sobrevivencia del virus en aguas residuales a diferentes temperaturas, y se encontró que a climas de aproximadamente 4° centígrados, la Covid-19 sobrevive apenas pocos días; en cambio, a temperaturas de 23° centígrados en promedio puede vivir hasta cien días, lo cual es el caso de las zonas tropicales, colmo México.
El académico dijo que la preocupación es cuánta carga viral hay en las aguas residuales no tratadas y filtradas, lo que debería alertar a más investigadores y gobiernos, puesto que en Chiapas, aunque hay 280 plantas de tratamiento, solo funcionan dos.
Sobre esto, Mundo Molina lamentó que la “ley es muerta, no se castiga a los municipios, el río Sabinal, por ejemplo, es la cloaca de la ciudad, no se castiga a los municipios”.
COMUNIDADES DE SAN CRISTÓBAL, EN RIESGO
Martín D. mencionó que varias comunidades de San Cristóbal de Las Casas saltan a la vista en esta investigación porque utilizan aguas residuales para la producción de alimentos, como las acelgas, el jitomate, repollo o la papa.
Explicó que en esta ciudad las aguas se van hacia un túnel llamado “Túnel del de San Cristóbal” construido en los años 70 para evitar inundaciones, pero finalmente el agua es provechada por siete comunidades aguas abajo.
Estos alimentos, además de tener presencia de contaminación debido a las aguas negras, también podrían tener presencia de este virus.
Aunado a eso, si la población no tiene la costumbre de lavar perfectamente las verduras o clorarlas, se corre un riesgo muy alto.
Finalmente, el investigador puntualizó que hasta el momento no hay evidencia científica que demuestre que el ARN del SARS-CoV-2 presente en las aguas residuales no tratadas se pueda transmitir a los humanos, “pero hace falta armar metodologías y hacer trabajo colaborativo para estudiar el caso de manera específica”.