Mario Caballero @_MarioCaballero
El PRI puede perdonarlo todo, excepto perder una elección. Un claro ejemplo podría ser Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz, que fue puesto en prisión por el gobierno priista de Peña Nieto después de que perdiera las elecciones ante el candidato del PAN. ¿Qué hubiera pasado si el PRI siguiera gobernando ese estado? Seguramente Duarte y su esposa estarían disfrutando juntos los cientos de millones de pesos que le robaron al pueblo jarocho.
Algo similar ocurrió de 2000 a 2012 en Chiapas, periodo en el que los gobernadores se llenaron las manos de dinero y viven en la impunidad para contarlo. Pablo Salazar está acusado de desviar once mil millones de pesos que eran para reparar los daños ocasiones por el huracán Stan en 2005. Consecuentemente, Juan Sabines Guerrero dejó una deuda de más de 40 mil millones de pesos que el pueblo chiapaneco tendrá que pagar durante las próximas tres generaciones.
El que ahora mismo gocen de libertad confirma que ese fue un largo ciclo en el que se perdonó la corrupción y los abusos de poder. Ningún funcionario importante fue enviado a la cárcel, salvo Salazar Mendiguchía que al poco tiempo recibió el indulto tras un pacto político con quien lo encarceló: Sabines Guerrero.
Durante el sabinato (2006-2012) hubo personajes que se encargaron de proteger los intereses del gobernador. Mientras unos se encargaban de presionar al Congreso del Estado para la aprobación de reformas constitucionales y préstamos, otros doblegaban a los partidos políticos, a las autoridades electorales e imponían a los servidores de Sabines en alcaldías, regidurías y en puestos legislativos.
Entre ellos podemos nombrar a Nemesio Ponce Sánchez, Mauricio Perkins Cardoso, Alejandro Gamboa López, entre otros. Pero así como en el tablero de ajedrez hay alfiles, reinas y torres, también en el gobierno de Sabines hubo peones y uno de éstos fue Harvey Gutiérrez Álvarez, quien obtuvo grandes beneficios por sus trabajos en la clandestinidad.
Una riqueza increíble
Harvey Gutiérrez es militante del PRI desde 1996. Su patética carrera política contrasta con el éxito que ha tenido como empresario, pero hay rumores de que ese éxito se debe a los nexos que hizo con el crimen organizado de Tabasco y Veracruz.
Desde hace muchos años se dedica al sector educativo en Chiapas. Fundó la Universidad Valle del Grijalva (UVG), en el año 1989, que puso en marcha en una vieja casona de la colonia Juárez, en Tuxtla Gutiérrez.
Durante más de una década no tuvo ningún crecimiento perceptible. Fue a partir de los años 2001 y 2002, aproximadamente, que de la nada comenzó a inaugurar campus de la UVG en las principales ciudades de Chiapas, con instalaciones nuevas y modernas, impresionantes por su tamaño y por la rapidez con que fueron construidas.
¿De dónde sacó tanto dinero? Difícilmente de su escuelita, ya que ésta apenas tenía un puñado de alumnos. Por eso se presume que su sorpresivo crecimiento económico lo logró a través de negocios ilegales.
Paralelamente a ese despunte económico vinieron también los escándalos. Se dijo que dentro de la institución se había tejido una red de prostitución y hasta hubo señalamientos de venta de drogas.
Quienes dieron a conocer esos hechos de repente se quedaron callados. Padres de familia y alumnos que con vehemencia exigían el encarcelamiento de Harvey Gutiérrez, de un momento a otro guardaron un misterioso silencio. De las denuncias que según fueron interpuestas ante las autoridades judiciales, nada se supo. ¿Qué pasó?
¿Cuatrero?
Hace algunos ayeres, Gutiérrez Álvarez hizo un intento infructuoso por apropiarse de la presidencia de una importante asociación ganadera en el estado, pero quería lograrlo comprando la voluntad de los socios del ejido Luis Espinosa.
Harvey tiene un rancho llamado Dos Estrellas, una enorme y lujosa propiedad, donde invitó uno a uno a los ganaderos. Cuentan que a todos los trató con insolencia. Los amenazó con el argumento de que era amigo del gobernador Manuel Velasco. A muchos de ellos les ofreció dinero y apoyos gubernamentales a cambio de su voto. Otros sólo fueron ninguneados.
“No lo hicimos -narra una de las personas-, ni qué estuviéramos pendejos. Desde hace mucho (Harvey Gutiérrez) ha querido ser presidente de la ganadera, y sabe por qué, por la lana de los programas del campo que da el gobierno”. Finalmente, los ganaderos descubrieron que el priista se había aliado con un grupo de cuatreros con quienes pretendía llenar de ganado robado la zona de Mezcalapa.
De los más de 400 miembros de dicha agrupación sólo dos votaron por él. Días después de las votaciones, el gremio ganadero solicitó al gobernador Velasco Coello frenar las intenciones de Harvey advirtiendo que si éste seguía con el asedio de robarles la paz, las cosas iban a ponerse feas y que ellos no se harían responsables de las consecuencias.
Defensor de pillos
En 2010, más de 400 familias denunciaron al político Jesús del Carpio Mayorga por un fraude de casi un millón 500 mil pesos. Revelaron que cada una le dio alrededor de 3 mil 500 pesos con la promesa de recibir una vivienda que él gestionaría.
Sin embargo, en vano fueron los esfuerzos por obtener justicia. La averiguación previa número 29/NO96/2010 fue dada por pérdida. Harvey Gutiérrez Álvarez utilizó su amistad con Nemesio Ponce Sánchez, subsecretario de gobierno en el sexenio de Juan Sabines, para detener el proceso y cerrar el caso contra Del Carpio.
El 4 de abril de 2012, será una fecha inolvidable para Gutiérrez Álvarez, pues ese día recibió una probada de su propio chocolate. Siendo candidato a diputado federal por el PRI, se presentó a hacer campaña precisamente en el mismo auditorio municipal de Mezcalapa donde Jesús del Carpio cometió el fraude.
La respuesta fue lógica: la gente se le fue encima apenas lo vio. Lo rodearon. Le reclamaron por defender al delincuente que les robó su dinero. Lo insultaron y lo corrieron a mentadas de madre porque sabían perfectamente que él había protegido a Del Carpio. Harvey se salvó de puro milagro de ser linchado por la rabiosa muchedumbre.
El Hotel
De la amistad que Harvey cultivó con el exgobernador Sabines, logró una diputación federal, una local, además de puestos de altos rangos para sus familiares y amigos que cobraban como aviadores.
Con quien se llevaba de pellizcos de pompis era con Nemesio Ponce. Con él hizo jugosos negocios y por eso mismo la lealtad que le rendía. Incluso se rumora que en varias ocasiones lo vieron besándole la mano.
¿Cuánto dinero ganó Harvey Gutiérrez en ese sexenio de corrupción? No lo sabemos. Sin embargo, es clara su complicidad ya que como diputado local también aprobó cada uno de los préstamos solicitados por el exgobernador.
Aparte, hubo otro fraude en el que estuvo implicado: el Hotel que ostenta como propietario.
Cierto día, reunido en Casa de Gobierno con Sabines Guerrero, Nemesio Ponce y algunos abogados y notarios del mandatario, intervino en la desincorporación ilegal del terreno que fue propiedad de la CONASUPO para integrarla a los activos del Gobierno del Estado. El objetivo era construir dicho hotel en ese lugar.
A partir de ese momento, Harvey aparece como el dueño del inmueble y del negocio, pero según investigaciones no es sino sólo el prestanombres de Juan Sabines Guerrero.
Cárcel, no impunidad
Con todos estos antecedentes, ¿qué se puede esperar de Harvey Gutiérrez quien actualmente ostenta el cargo de director general del COCYTECH? Lo peor.
Ahora que se aproxima la renovación de la rectoría de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), dicen que ya volvió a poner en ella su mirada. No olvidemos que en la pasada renovación propuso, literalmente, comprarla.
Quiso sobornar a los miembros de la Junta de Gobierno de la UNACH, pero éstos lo evadieron. Por lo cual los presionó utilizando grupos de choque que –según informó uno de sus ex colaboradores- tomaron con lujo de violencia las oficinas de la colina universitaria y algunas de las facultades más importantes. La orden que había dado fue quemar la rectoría.
En estos periodos de cambio es necesario que los próximos gobiernos federal y estatal no soslayen su responsabilidad de hacer justicia al pueblo chiapaneco. Harvey Gutiérrez tiene cuentas pendientes y debe pagar por cada uno de sus crímenes. Si hay certeza en el apotegma de que “la ley a todos nos iguala y a todos nos protege”, pues que sea una realidad en los seis años venideros. ¡Chao!