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Lo que sucederá si Trump se enferma demasiado como para gobernar

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Por Zachary B. Wolf

Esto es lo que sucederá si comienza a presentar síntomas y se enferma demasiado como para cumplir su rol como presidente.

La Constitución establece las reglas para la sucesión
Cuando Boris Johnson, el primer ministro británico, fue hospitalizado con covid-19 este año, quedó subrayado que no había un procedimiento formal de sucesión en el Reino Unido y se plantearon serias dudas sobre quién dirigía el país. Johnson pidió a su secretario de Relaciones Exteriores que fuera el suplente si estaba completamente incapacitado.
En Estados Unidos existen pautas específicas tanto en la Constitución como en la ley federal que dictaminan quién asume el control si Trump no puede hacer su trabajo. (Aquí está la línea de sucesión). Pero el primer paso en estos casos es determinar que un presidente está incapacitado. Y en este punto hay muy poca claridad.
Según la Vigesimoquinta Enmienda, él mismo podría tomar esa determinación y, con una carta al Senado, entregar formalmente el poder al vicepresidente Mike Pence. Este luego gobernaría hasta que Trump le informara al Senado su vuelta al poder.

Así es como se expresa esto en la Vigesimoquinta Enmienda:
«Siempre que el presidente transmita al presidente pro tempore del Senado y al presidente de la Cámara de Representantes su declaración escrita de que es incapaz de cumplir con las facultades y deberes de su cargo, y hasta que les transmita una declaración escrita de lo contrario, tales facultades y deberes serán desempeñados por el vicepresidente como presidente en funciones».

Antecedentes
Ronald Reagan hizo esto cuando le extirparon pólipos cancerosos del colon y George W. Bush lo hizo dos veces cuando le tuvieron que hacer colonoscopias. En ambos casos, cuando los presidentes estaban bajo anestesia, entregaron el poder durante unas horas, aunque Reagan cuestionó que fuera un uso previsto de la Vigesimoquinta Enmienda.
El periodista de The New York Times Mike Schmidt informó recientemente que Pence estaba preparado para asumir temporalmente las facultades de la presidencia en 2019, cuando era posible que Trump tuviera que someterse a un procedimiento que requiriera anestesia en el hospital Walter Reed. Sin embargo, se sabe muy poco sobre esa situación y la Casa Blanca ha sido cautelosa en cuanto a los detalles.

El Gabinete puede intervenir
Hay otra cláusula en la Vigesimoquinta Enmienda que vale la pena considerar. Si el presidente estuviera incapacitado hasta tal punto que no pudiera transmitir temporalmente el poder, el vicepresidente y una mayoría del gabinete podrían, técnicamente, quitárselo. Si el vicepresidente y la mayoría del gabinete no están de acuerdo, una supermayoría del Congreso y el Senado podrían votar para quitárselo permanentemente.
Esta cláusula tenía en mente a un presidente que estuviera en coma o sufriera un derrame cerebral.
La administración Reagan redactó, pero no firmó ni transmitió, cartas al Senado que le habrían quitado el poder al presidente después de que le dispararan en 1981. Puedes verlas en el sitio web de la Biblioteca Reagan.
Dwight Eisenhower, por ejemplo, sufrió un ataque cardíaco debilitante mientras estaba en el cargo en la década de 1950. Eso fue antes de la Vigesimoquinta Enmienda, por lo que no había una norma constitucional. En su lugar llegó a un acuerdo con el vicepresidente Richard Nixon sobre la entrega del poder.

¿Qué pasa si muchas personas en la línea de sucesión se enferman?
El otro elemento a considerar es que dado que el covid-19 se ha infiltrado en la Casa Blanca, es posible, aunque no probable, que el virus pueda incapacitar a varios miembros del Gobierno. Trump ha estado en estrecho contacto con Pence y con el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. Él ha estado en contacto con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Su candidata a la Corte Suprema, Amy Coney Barrett, ha estado trabajando en la Casa Blanca y ha ido al Capitolio para reunirse con senadores.
La Ley de Sucesión Presidencial es una ley que ha estado en vigor desde 1948 y establece una línea de sucesión muy larga para la presidencia «si por causa de muerte, renuncia, destitución del cargo, incapacidad o falta de cualificación no ni un presidente ni un vicepresidente para desempeñar las facultades y deberes del cargo de presidente».
Primero está el presidente de la Cámara de Representantes, aunque él o ella tendría que dimitir del Congreso. Luego viene el senador estadounidense con más antigüedad. Luego pasa al gabinete.
Y más allá de los planes de sucesión, Estados Unidos ha elaborado planes para mantener el funcionamiento del Gobierno, lo que se llama continuidad del Gobierno, ante todo tipo de eventualidades.

Los planes de contingencia
La funcionaria del Departamento de Seguridad Nacional de la administración Obama Juliette Kayyem dijo en CNN el viernes que la gente no debería preocuparse de que el Gobierno no funcione.

«Dada la probabilidad de que estadísticamente los Trump estarán bien, podrían estar fuera de servicio por un par de días, creo que las consecuencias serán más políticas que cualquier otra cosa», dijo, y señaló la contingencia en la planificación del Gobierno.
«Los sistemas están en su lugar, parecen estar funcionando. Estás nervioso porque es un momento para estar nervioso, pero en términos del hecho de que Trump no es la presidencia, ni es Estados Unidos, tenemos planes por cualquier contingencia que pueda ocurrir», explicó.

¿Qué pasa con las elecciones?
Una contingencia que no tendría precedentes en los tiempos modernos es si un candidato presidencial se enferma demasiado como para llevar adelante una campaña.
Tanto Trump como su rival demócrata Joe Biden están en la boleta. La gente ya está votando por correo y en ausencia, y las elecciones se llevarán a cabo según lo planeado.

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