Para el titular del Fonatur, sigue intacto el objetivo de concluir la obra en 2023; adelanta que la próxima semana se lanzarán las licitaciones para los tramos 6 y 7, y que en los siguientes meses el Ejército apoyará en los trabajos.
ROBERTO VALADEZ
El desarrollo y la definición del Tren Maya, proyecto emblemático de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, se encuentra en una fase avanzada, ya que 90 por ciento de su ruta —que pasará por cinco estado del sureste del país— está definida y solo habrá algunos pequeños cambios en su trazo.
En entrevista con MILENIO, el director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, informó que en la planeación del proyecto ferroviario se tenía estipulado entrar a algunas ciudades, pero al resultar esto problemático, la ruta pasará a la orilla de las localidades.
Con la mayoría de las licitaciones y fallos ya realizados, ¿cómo va el desarrollo del Tren Maya?
Vamos bien, porque cuando se licitaron los tramos correspondientes, las empresas tenían de tres a cuatro meses para desarrollar sus proyectos ejecutivos y ya se están obteniendo los primeros resultados.
El covid-19 sí nos ha afectado como a todos los sectores; hay muchas gestiones que se han dejado de hacer en algunos lugares porque no hay condiciones de salud y somos respetuosos de los protocolos, pero ya está empezando a tomar ritmo la obra; obviamente que en una obra con estas condiciones de campo muy abierto hay aspectos que garantizan que hay buenas condiciones de desinfección.
Los trabajadores en las ciudades tienen un mayor contacto con otras personas en el transporte público, pero en el caso del Tren Maya se tiene un control más exigente, pues no hay necesidad de transporte público porque se tienen los campamentos que están debidamente desinfectados. Vamos bien, siento que los retrasos no son significativos, es recuperable en gestiones y cuestiones complementarias.
¿Ya es definitiva la ruta del Tren Maya?
Los cambios importantes ya se dieron, uno de ellos fue cuando íbamos de Valladolid a Coba y de Coba a Tulum, pero la zona de Coba, que es una zona importante y bella, está repleta de cenotes y muchas zonas arqueológicas, y esa modificación en el trazo ya se hizo.
Hay cambios menores como ajustes de curvas, o simplemente si algún particular no quiere que el Tren Maya pase por su propiedad, solamente se da la vuelta, no hay expropiaciones.
Hay pequeños cambios de repente en cuanto a la permeabilidad de los poblados; de repente el viejo trazo entra mucho en las ciudades; ahí sí es muy disruptivo y les puede estorbar el tren, entonces lo que estamos haciendo es llevar el proyecto a las orillas, para que el efecto sea el menor posible. Tenemos 90 por ciento definido el trazo, son muy pequeños los cambios, prácticamente todo está definido.
¿Cómo va el proceso de licitación del tramo 5?
El tramo 5, originalmente de Cancún a Tulum, tenía lo que había promovido el administrador de fondos BlackRock en 2017, que era obra carretera, y ahora lo que hicimos fue decirle ‘abre el camellón para que metamos ahí el tren’. Después de que se declaró desierta la licitación, pensamos dividir el tramo en cuatro trayectos para tener espacio y hacer una negociación, porque debemos tener los testigos sociales, pero ahora que saquemos las bases de la licitación solo será en dos trayectos. Sale la semana que entra.
Cambió porque se dividía demasiado, estuvimos analizando qué convenía, qué tamaño de empresas. Es un tramo corto, 120 kilómetros y con dos tramos de 60 queda bien, fue una discusión técnica. Entre menos conexiones tengamos es mucho mejor, todo mundo está más tranquilo.
¿Cuáles serán los criterios de decisión?
Ha habido muchos concursos en que el ganador no fue el más barato, sino fue la suma de la parte económica con la técnica; en las calificaciones ambos son 50 por ciento. En las licitaciones que hemos hecho hasta los que pierden nos han felicitado porque han sido procesos transparentes.
¿BlackRock se molestó cuando se declaró desierta la licitación donde solo participaba el consorcio que lideraba? BlackRock entendió que la decisión fue por los costos financieros. Una cosa que nos marcó como lineamiento el presidente Andrés Manuel López Obrador es buscar el costo financiero más bajo posible.
En este caso Fonatur no lo logró, aunque metimos a la banca de desarrollo para ver si podíamos hacer una mezcla y bajar el costo no fue suficiente, por lo que se decidió declarar desierta la licitación; además a la empresa se le va a pagar por realizar la propuesta no solicitada, unos 40 millones de pesos, y a nosotros nos sirve toda esa información.
¿Ya tienen los proyectos ejecutivos?
Si, se están dando; toda la semana revisamos los avances, así como la liberación del Instituto Nacional de Antropología e Historia que tiene que revisar todos los sitios arqueológicos, pues ha habido hallazgos y partes en donde tenemos que parar momentáneamente, y se deja que la gente de rescate arqueológico trabaje.
¿Cómo va la aprobación de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA)?
Vamos bien, ya se está respondiendo toda la serie de cuestionamientos que se hicieron, no tardarán muchos días en que ya tengamos la resolución de las primeras tres etapas. Hay unas rectificaciones donde nos salimos del derecho de vía, que son los menos, y ahí se tiene que hacer un estudio más completo, pero los demás son cosas más sencillas porque son terrenos ya impactados hace tiempo.
Por ejemplo, con el tramo 4, que es la carretera concesionada que va de Mérida a Cancún, todo va por un cuerpo carretero, no hay nada de zonas nuevas y trabajamos sobre el derecho de vía que es amplio.
¿Prevé que se acepte la MIA de los primeros tres tramos?
Ya, porque las observaciones que nos hizo la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales han sido atendidas, hay cuestiones de tipo técnico que se están ampliando, por ejemplo a que el inventario de vegetación y flora fuera aumentado, y se está respetando. La semana que entra tendríamos estas aprobaciones.
¿Qué pasa con el tramo 6 y 7?
Se empiezan en el segundo semestre de 2021; ya el Ejército estará más liberado de sus compromisos de construcción del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía. El objetivo es terminar todo para finales de 2023 para estar operando a principios de 2024
¿Y el material rodante?
El estudio de mercado indicaba que necesitábamos 80 locomotoras, pero no requerimos ese número para 2023; más bien es surtir las primeras 40 y al siguiente año otro tanto; se va a ir distribuyendo la entrega porque el mercado sí se contrajo por el covid-19, y si bien México se va a levantar rápido porque tiene buenas condiciones en términos de ubicación geográfica, no será en dos o tres años sino un poco más. (Con información de Milenio)