Gabriela G. Barrios García / Leticia Bárcenas González
Luis Daniel Pulido escribe en papel, en cuaderno, desde siempre; ha utilizado la escritura como una forma de sobrevivir situaciones complejas en su vida, ese contraste es lo que lo hace escribir algo divertido en una situación muy difícil.
Hoy jueves 7 de junio, este escritor apasionado de las mujeres, el rock, el futbol y la literatura, presentará su nuevo libro Baxter Memories (Vida y obra de Víctor Von Doom), en el Museo de la Ciudad, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, a las siete de la noche.
Por lo que Desmesuradas aprovecha este importante acontecimiento para compartir una extensa entrevista con el autor, en donde nos revela los más oscuros secretos de su vida y obra.
“Publicar un libro me emociona porque es como si yo hiciera un disco”
—¿Desde cuándo escribes?
—Desde niño, porque fui fanático de los comics de Marvel Comics. Coleccionaba todas las series de los años 60, Spiderman, The Avengers, Daredevil, Deadpool, etcétera. Y yo escribía supuestamente guiones de comics. Hacía la historia. Siempre me identifiqué con el Hombre Araña porque tenía diálogos muy divertidos. Si ustedes leen Spiderman original, es un adolescente, quizá también por eso, iba a la prepa, estaba enamorado de una muchacha, era huérfano y uno se va identificando con él, y situaciones bien densas, sus peleas contra el Duende Verde, Rhino, Electro, los súper villanos. Él siempre tenía diálogos muy chistosos, era muy irónico, muy chispa; claro que se debía a los guiones de Stan Lee. Eso me llamó la atención.
—¿El Hombre Araña es tu súper héroe favorito?
—Mi alter ego. Sí, Spiderman. Ahora se han reinventado los súper héroes. Y por ejemplo la película de Batman, de Christopher Nolan, me parece genial, alguien por ahí dijo que tiene mucho de (Samuel) Beckett. Me gusta mucho esa parte: El caballero de la noche.
—Y de los comics a la poesía, ¿por qué?
—Pues fue por accidente, quizá porque siempre quise tener mi banda de rock. De hecho tenía una banda imaginaria: Los Avaters, y yo escribía las letras en esa banda; en esa época escuchaba Led Zeppelin, The Doors, Black Sabath, bueno, Black Sabath no precisamente, Ozzy Osbourne era un poeta y algunas de estas cuestiones me gustaban, por ejemplo Paranoico, esa canción que las feministas convirtieron en una canción prohibida o la de Alice Cooper: Sólo las mujeres sangran. Esas letras a mí me gustaban, o la Canción del inmigrante de Led Zeppelin, que dicen es la más usada en secuencias de pelea, o la de La granja de ZZ Top. Entonces, eso me gustó, la poesía como adrenalina, no la poesía académica o de escuela. Yo escribo poemas sobre comics, sobre futbol americano, sobre futbol, lo que yo he jugado, no abordo temas bucólicos de la provincia, porque eso me ha marcado: la televisión por cable, el futbol americano, las corridas de toros, que casi no hablo de eso porque me linchan, me gustan pero ahora todo eso es muy difícil tocar, es políticamente incorrecto, me da miedo hablar de eso. Me gustan los toros, es una pasión que me heredó mi padre.
Mi papá me tuvo a los 70 años y vivió en el DF toda esa cuestión moderna de Miguel Alemán, de la fundación de las editoriales como el FCE, ERA, SEP 70, Siglo XXI y por supuesto las grandes conversaciones con Joaquin Mortiz, Ali Chumacero, (Jaime) García Terrés, todo lo que se vivió en esa transición del supuesto México moderno.
—¿Cómo nace un poema?
—Soy mucho de adrenalina, muy explosivo y muchas de las cosas las compartía, quizás ya como poeta, si se puede decir, ya como vocación, como ejercicio, como compromiso lo hice ya de muy grande, quizá a los 28 o 30 años. A los 22 tuve un fanzine pero ustedes saben que de muy joven quieres cambiar el mundo.
—¿Cómo se llamaba tu fanzine?
—Vínculos, luego Cinético marginal, que terminó siendo un pegoste (risa).Una hoja de papel pegada en los puentes. Ahora nadie lo leería porque ya hay Facebook, Twitter, no se fijarían en un poema pegado en un puente. Me he dado cuenta porque yo salía en la madrugada a pegarlos y recuerdo que la gente me escribía, pero no éramos tantos. Ahora la gente pasa, por ejemplo el puente que va a Sanborns y no tiene tiempo; yo he observado el cambio de la actitud de la gente, y eso no involucra a la gente mayor sino a la gente joven que no se da tiempo de detenerse a reflexionar algo, a disfrutar algo. Claro que eso también desemboca en otro tipo de lenguaje, otro tipo de dinámica.
Ah, el poema. Mucho tiempo fuimos vecinos con Nadia Villafuerte y ella me decía, lee esto, luego gané unas becas y ya estuve en un taller con Alejandro Aura, con Elsa Cross, con Carlos Montemayor, con Enrique Lumbreras, mucha gente y ahí me di cuenta también de que lo que escribía, por dinámica, por estructura no era lo que esperaban, por ejemplo Elsa Cross me corrió de su clase (risas) ¡y qué bueno!, porque era en San Miguel Etla (Oaxaca, México) y para mí la poesía estaba afuera porque es un lugar muy bonito, hay unos espejos de agua, un teatro, está en la montaña. Y esa vez llovía y dije que bueno, para qué quiero estar encerrado si aquí estoy mejor. Pero tiene que ver con Nadia Villafuerte y Héctor Cortés Mandujano, también, porque fueron los que me dijeron aquí. Ponían ejemplos muy sui generis, decían es como un perrito desbocado (risas) pero ahí va a aprender. Finalmente, más que aprender para mí escribir es un goce, así como salir a correr, seguir jugando futbol.
—¿Quién o quiénes son tus autores favoritos?
—Ricardo Castillo, de Guadalajara, con El pobrecito señor X, porque se permite esto; la poesía mexicana y la chiapaneca es demasiado seria, esto de que están hablando con las musas, ese supuesto amor a la tierra, parece que estuvieran en trance. Pienso que Ricardo Castillo, Eduardo Lizalde, ¡Octavio Paz! Cuando leí a Octavio Paz dije es formidable, pero cuando hablas de Octavio Paz te quieren linchar, que porque la ultraderecha, bla, bla, bla y sí, pero él tiene realmente grandes poemas. José Eugenio Sánchez, él ganó un concurso de poesía con un libro que se llama Physical graffiti, que tiene que ver con un disco de Led Zeppelin, al leer los poemas veo que habla de futbol, habla de Eusébio (da Silva Ferreira), un goleador portugués legendario, vino a México 70. Habla de Led Zeppelin y de rock, dije no pues sí se permite. Jordi Soler, lo menciono aunque él es más conocido como locutor rockero, fue novio de Rita Guerrero. Cuando leo un libro que se llama La novia del soldado japonés, me pareció maravilloso y dije: escribió un libro y se ligó a Rita Guerrero, no pues yo puedo publicar un libro (risas), también por eso, ¿no? Y alguien que no es precisamente un poeta, aunque tiene un libro publicado, se conoce más como músico, es José Cruz, de Real de Catorce. José Emilio Pacheco, de los que me han marcado. Y en Chiapas hay un poeta que me gusta mucho, Gustavo Ruiz Pascacio, y un muchacho que se apellida Chaleco, de los jóvenes jóvenes, muy jóvenes, sólo sé que es amigo de Yolanda Gómez Fuentes, creo que es biólogo, estudió en Baja California. Leí unos poemas y me gustaron, por esta cuestión de la frontera y quizá es chiapaneco pero no parece chiapaneco.
—¿Y tus músicos favoritos?
—¿De toda la vida? Sigo escuchando a Led Zeppelin, Deep Purple, o sea el rock clásico. Frank Zappa es un músico difícil, hay momentos para escucharlo y generalmente lo hago con audífonos, es como el art rock, pero también me gusta Kiss, por mi edad disfruté el gran rock y muchos dicen: ¡no, cómo escuchas Kiss! Disfruto a Frank Zappa pero también a Kiss. Disfruto Twisted Sister, cosas más acá, Mötley Crüe, yo siempre fui de Mötley Crüe, Metallica. Pero uno va creciendo y es como con los libros, los llamados clásicos, escucho a Led Zeppelin IV y me sigue siendo fenomenal.
—¿Qué es el sarcasmo para Luis Daniel?
—Una cosa muy fea. Espero que no se me identifique como sarcástico (risas). ¡No!, a mí me gusta el humor, el humor tipo G.K. Chesterton, Groucho Marx, Evelyn Waugh, Buster Keaton, para mí ese es el humor, a mí no me gusta por ejemplo, ahora que está de moda, tristemente, lo de la Rial Academia de la Lengua Frailescana, se me hace fatal; eso es ser sarcástico, vulgar, ese tipo de humor espero nunca hacerlo. Oscar Wilde -que escribió novela y teatro, en donde hay humor- decía que la vida es algo demasiado importante como para tomárselo en serio, eso es el humor; el sarcasmo, pienso que tiene que ver un poco más con la “mala leche” diría yo, no sé cómo llamarlo, mala onda.
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