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En Tijuana prevalecen el alcohol, drogas y sexo en plena pandemia

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Turismo, principalmente extranjero, viene a esta ciudad en busca de estos servicios clandestinos

El Universal

Tijuana.- Un hombre de unos 50 años se tambalea mientras camina, viste bermudas a cuadros, un par de tenis y una camisa polo. Un paso y casi cae, otro paso y vuelve a casi caer, avanza sobre la banqueta de la avenida Niños Héroes, a un costado del callejón Coahuila en la zona Norte de Tijuana, frena su paso frente a una fila de mujeres paradas y se acerca a la más joven -no mayor de 20 años- para preguntarle: ¿Hoy trabajas? Después del sí, ambos entran juntos a uno de los hoteles en el área, a menos de 20 pasos.

En plena pandemia y con un semáforo en rojo que, según la propia Secretaría de Salud de Baja California, significa la suspensión de cualquier actividad que no sea esencial, incluyedo bares, cantinas o centros nudistas, el turismo local pero sobre todo el estadounidense aun cruza a Tijuana para beber y también pagar los servicios sexuales que ofertan por voluntad -y otras que no- quienes trabajar en el área de tolerancia en la ciudad apenas, a unas calles de la catedral.

La mañana del 28 de julio durante su transmisión de Facebook el gobernador de Baja California informó que ese mismo día personal de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepris) realizó un operativo en la zona Norte del municipio, debido a reportes en que acusaban a los propietarios de los negocios, particularmente bares, de operar clandestinamente a través de ingresos alternos.

“Me reportaban que en la zona norte están abiertos mucho lugares, mandamos a la Coepris y se clausuraron… sí es cierto lo estaban disfrazando, estaba cerrada la puerta de enfrente pero estaban entrando por detrás y todas las mismas actividades las estaban tendiendo ahí con la puerta cerrada”, reportó Bonilla Valdez, horas antes del operativo.

Lo cierto es que ese mismo día, por la tarde, personal de la Coepris llegó para revisar las instalaciones de algunos comercios sobre el callejón Coahuila, una especie de agujero negro en el que pese al patrullaje de la Policía Municipal, la oferta de servicios secuales –incluso con menores– es casi permanente, al igual que la venta de droga y alcohol.

A pocos metros del vehículo oficial está la entrada de uno de los bares nudistas más famoso del estado, que mantiene las cortinas abajo. Sin embargo, a un costado hay un hotel que conecta con ese establecimento y otro strilp club.

Mientras los policías platican entre ellos y los trabajadores de la comisión continúan su revisión en otro de los negocios, un hombre parado frente a una tortillería apenas a unos pasos del bar nudista le ofrece marihuana a tres jóvenes anglosajones, primero les dice que tiene marihuana pero que también puede venderles crystal, un gallo, les dice. Ellos sonríen, le dicen que no, caminan un par de metros más adelante y entran a una cantina.

Desde hace semanas, cada mañana, llegan a las transmisiones de Facebook del gobernador decenas de mensajes con los mensajes #QueremosTrabajar #sintrabajotambiensemuere, en el que usuarios de las redes sociales exigen la reapertura de los negocios para que los trabajadores de ese giro puedan sostener a sus familias.

La Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco Servytur) no se pronunció respecto al impacto económico de los negocios ni aquellos que operan de manera clandestina, pero han sido las propias mujeres que trabajan en el servicio sexual, como Lorena (quien prefirió usar otro nombre), quienes explican que los clientes aún llegan sobre todo de Estados Unidos pero no es la misma cantidad y, algunas, como pueden usan equipo para protegerse del Covid-19.

Desde finales de marzo el gobierno de Estados Unidos y el de México acordaron restringir el ingreso hacia el país del norte se limita exclusivamente a motivos escenciales y ciudadanos, quienes no tienen problema para cruzar en cualquier momento. Sin embargo, el paso hacia el sur no tiene ninguna limitación.

Durante el último mes el condado de San Diego –en Estados Unidos- que colinda con Baja California tuvo un rebrote que dejó 14 mil 671 casos nuevos de Covid-19, mientras que la entidad tiene un promedio de 18 muertes diarias por coronavirus, y es bajo este escenario que los cruces aun no esenciales desde la Unión Americana llegan diariamente a esta ciudad, en busca de un bar abierto.

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