La Secretaría de la Función Pública (SFP) recalcó que el patrimonio inmueble de su titular, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, y de su esposo John Ackerman es resultado de su trabajo. Foto: Eduardo Miranda La Secretaría de la Función Pública (SFP) recalcó que el patrimonio inmueble de su titular, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, y de su esposo John Ackerman es resultado de su trabajo. Foto: Eduardo Miranda
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La Secretaría de la Función Pública (SFP) recalcó que el patrimonio inmueble de su titular, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, y de su esposo John Ackerman es resultado de su trabajo y de “bienes y recursos que han recibido en herencia y donación de familiares”, y negó que hayan recibido “ningún bien inmueble como regalo o donación de funcionario público o político alguno, ni durante ni antes de ocupar su responsabilidad actual”.
En un boletín, la dependencia refutó una información que dio a conocer Carlos Loret de Mola ayer, según la cual la pareja Sandoval-Ackerman adquirió cinco casas en los últimos nueve años –cuyo valor actual se elevaría a 60 millones de pesos, cinco veces más de lo que aparece en su declaración patrimonial– y que en 2007 el Gobierno del Distrito Federal les cedió un terreno de 253 metros cuadrados en Pedregal de Santo Domingo.
La SFP reprobó “la utilización facciosa de información pública con el fin de intentar dañar la reputación” de su titular, y señaló que la difusión del domicilio y de “otros datos personales” de Eréndira Sandoval y su cónyuge “constituye una grave violación a su privacidad que además pone en riesgo su integridad física y el desarrollo de sus responsabilidades públicas”.
Respecto al “valor actual” de los inmuebles, la SFP resaltó que “son falsos y producto de meras especulaciones”, y recordó que los servidores públicos solo están obligados en informar sobre el precio que pagaron en la adquisición de los inmuebles, y no su “especulativo valor comercial”.
En cuanto al terreno, la dependencia planteó que se trata de la casa familiar de la secretaria, donde creció junto con sus padres e hijos, en la “emblemática” colonia de Santo Domingo, conocida “por sus luchas por el derecho a la vivienda”, por lo que “la regularización no fue un acto personalizado sino de aplicación general en beneficio de los habitantes de esta emblemática colonia popular de la Ciudad de México”.
Aparte, señaló que el terreno “fue escriturado a su nombre por ser la mayor de los tres hermanos después del lamentable fallecimiento de su señor padre”.