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Expreso de Cabaret | Mare Advertencia Lírika

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Cantante de rap y activista social, esta feminista zapoteca por medio de sus ritmos musicales hace protesta sobre temas de género, derechos indígenas al involucrarse “donde se pueda o se necesite”

Eje Central

Originaria de una zona de Oaxaca con alto índice de marginalidad, desde muy pequeña Mare tuvo un acercamiento a la poesía de protesta en la escuela primaria, pero a los 16 años se involucró de lleno en el rap que la ayudó a empoderarse, le otorgó una herramienta de cambio y le ayudó a encontrar su identidad, a reconstruirse.

Pero la música no solamente forma parte de su entorno, pues la rapera también se ha involucrado con su comunidad, al facilitar talleres y pláticas para jóvenes y mujeres para fomentar la educación como herramienta de cambio, además de la denuncia de injusticias sociales, la violencia en México y, en particular, la violencia de género.

¿Cómo es visto tu cuestionamiento sobre la política?

—Soy zapoteca radicada en la ciudad de Oaxaca, creo que eso me ha dado la oportunidad de desarrollarme de una u otra manera. En México, la participación de las mujeres en ciertos sectores ha sido muy criminalizada, ha sido muy estigmatizada, principalmente a los sectores indígenas, también es mucho más difícil que sobresalgamos o tengamos una participación activa en ciertos sectores.


›Mi pretexto fue el arte que me permitió generar una voz, generar una crítica, encontrarme a mí misma, desarrollar una identidad y, a partir de eso, fue que logré explorar esta parte como más crítica dentro de lo que yo vivía, de los temas que tenía alrededor y creo que también la creación me permitió este libertad de poder hablar, de poder decir.

¿Cómo inicia tu acercamiento al movimiento?

—Justo en ese tema, con la interrupción legal del embarazo, así fue como inició, no diría que mi acercamiento porque creo al nacer bajo una corporalidad y bajo una identidad sexual o al asumir una identidad sexual, también se te van asumiendo ciertos roles, se te va despertando la visión hacia ciertas formas que desarrolla la sociedad.


“Sin embargo, ya como mi criterio político vino desde que, en algún momento, vi una manifestación en favor de la interrupción legal del embarazo aquí en Oaxaca, y yo siento que soy una persona que ha tenido acceso a mucha información, y me di cuenta que no se trataba de lo que pudiera yo saber o lo que yo decidiera, sino que realmente el Estado era quien decía que no era válida mi decisión, que el Estado decidía por mí

¿Cómo es ser mujer, migrante, zapoteca, rapera y feminista?

—No creo que todo se junte siempre. A veces soy muy rapera, otras veces me asumo como migrante cuando me toca enfrentar estas barreras territoriales, cuando voy de un país a otro o trabajando con ciertos grupos. Creo que otras veces me corresponde más a la identidad de ser mujer al encontrarme con políticas públicas, al enfrentar la realidad desde una corporalidad, creo que no siempre habitamos todas las identidades bajo las que nos reivindicamos, ¿no?

¿Cómo decides mezclar el rap y el feminismo?

—Es algo natural. En realidad me encontré con diferentes identidades políticas y el feminismo vino en un momento donde ya hacía rap, donde ya estaba involucrándome en otros procesos sociales (…) Tengo varios años de reivindicación del feminismo. No fue algo que conscientemente decidí, ser feminista y ser rapera. No, nací ya con esta creación de ser rapera y el feminismo vino como un proceso natural en algún momento de mi vida.

¿Qué motiva las letras de tus canciones?

—La realidad. Escribo lo que veo, lo que me gusta, las reflexiones que he podido tener, lo que percibo, la realidad es lo que me inspira.

¿Y tus talleres?

—Encontré en la educación popular una herramienta para poder generar otro discurso, generar otro tipo de reflexiones y empecé a involucrarme en ese proceso, pero en realidad ha sido muy arbitrario (…) Es más como una experimentación y como una necesidad, también, de los jóvenes a los que me dirijo. Me gusta ser bastante metiche, en el buen sentido, de que donde se pueda o se necesite, ahí voy a tratar de involucrarme.

¿Las características de tu entorno social frenaron tu pasión por la música o por el arte?

—Reconozco que vivimos en un país con una cultura devaluada, donde también en muchos sectores la cultura se vuelve elitista (…) Vengo del movimiento social de 2006 donde, en la toma de las calles no faltaba el micrófono abierto, dentro de las barricadas culturales, de los evento político-culturales, todo este tipo de eventos que ayudaron en un momento de crisis social, donde también el arte se vio involucrado como una coincidencia natural.

¿Cómo fue tu acercamiento al arte, a la música?

—Tengo 16 años rapeando y, antes de eso (…) en Oaxaca que tiene un sector de mucha efervescencia cultural, una nace en una cuna con mucha cultura alrededor. Muchas veces de decidirte a crear es lo que a veces cuesta trabajo, pero también tuve la fortuna de que casi toda mi vida he bailado, he cantado.

¿De no haber sido el rap, qué genero cantarías?

—En realidad canto otros géneros, no formales, pero soy cercana al son tradicional de cuerdas, también me gusta la música tradicional mexicana, las rancheras, me gusta la cumbia, en realidad soy mucho como de la fiesta, de lo que logra hacer. Realmente no sé si me dedicaría a otros géneros, pero de entrada sí me sé muchas canciones de la cultura popular, porque ha sido cercana a mi y porque me gusta.

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