Carlos Hiram Culebro Sosa
En este texto se analiza la posición de la Iglesia Católica ante las drogas con base en el documento que se refiere, en el saber que otras religiones también se han manifestado al respecto.
El Papa Francisco, recientemente fallecido, se refirió al tema de manera destacada durante algunos encuentros con brasileños, expresando las ideas que a continuación se mencionan.
Los pensamientos del Papa Bergoglio aludieron al texto “Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud: Iglesia, drogas y toxicomanía”, Manual de Pastoral; publicado por Librería Editrice Vaticana 00120 citta del Vaticano, 2001.
En la introducción de la publicación se afirma que ese documento debe convertirse en la guía para los agentes pastorales, presentando la posición de la iglesia frente al consumo de drogas, así como su negativa total ante la posible legalización de algunas de ellas.
Gran parte del contenido de esa obra se basa en los pronunciamientos del Papa Juan Pablo Segundo (Karol Józef Wojtyla), quien intervino en más de 80 ocasiones sobre el tema.
Sin duda, Juan Pablo Segundo se apoyó en la posición de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuando advierte que prevenir la toxicomanía, curar y rehabilitar son términos claves en este problema que no es sólo de salud; apunta que el consumo de drogas es fruto y al mismo tiempo causa de la creciente desintegración social, lamentando que el consumo de esas sustancias se presente como manifestación de “libertad” y fuente de convivencia y bienestar.
Se menciona en el citado Manual que la educación y la prevención deben orientar las acciones hacia las razones que dan origen a ese comportamiento; asimismo, que la Iglesia Católica desarrolla programas de ayuda a los toxicómanos para su reinserción social y participa en la tarea preventiva.
El Manual de Pastoral refleja la voluntad que la ONU ha expresado en sus convenciones, cuando refiere que la legalización provocaría inevitablemente un consumo mayor, más criminalidad, aumento de los accidentes de circulación, incremento de los problemas personales y sanitarios, entre otros que son detallados. Esta idea llevó al papa Juan Pablo Segundo a declarar que las experiencias realizadas hasta ahora en ciertos países sobre la liberación y legalización de las drogas han sido desastrosas.
En otra parte de ese documento se afirma que la droga es un mal y al mal no le van bien las concesiones. La legalización de las drogas, incluso parcial, además de ser por lo menos discutible en relación a la verdadera índole de la ley que las prohíbe, no produce los efectos que se pre-fijaron. Lo confirma la experiencia ya bien conocida.
En lo referente a la marihuana – que el autor de este artículo precisa que es la sustancia adictiva de mayor consumo en todo el orbe- el texto referido describe con bastante acierto los efectos que provoca, los cambios bioquímicos que ocurren en el cerebro y su capacidad de provocar adicción.
Nota: la marihuana es la droga ilícita de mayor consumo en el orbe, no como erróneamente la cité en este articulo.