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Homenaje en Guerrero a Lucio Cabañas a 50 años de su muerte

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Proceso

TECPAN (apro).– Lucio Cabañas fue un hombre adelantado a su época, coincidieron familiares, activistas y defensores de derechos humanos en un homenaje a 50 años de su muerte.

Este domingo una caravana de familiares, ex guerrilleros y sobrevivientes de la guerra sucia subió a El Otatal, el punto de la sierra de Tecpan de Galeana en Guerrero, donde el guerrillero murió en combate.

Fue más de hora cuesta arriba en vehículos por un camino agreste de terraceria desde la comunidad Las Mesas.

En el cauce de lo que fue un arroyo le depositaron una ofrenda floral; se realizó un mitin y una oración por parte del sacerdote y defensor de derechos humanos, Filiberto Velazquez.

Aquella mañana del 2 de diciembre de 1974, Lucio Cabañas murió en un enfrentamiento con militares que tres años implementaron una operación de persecución y exterminio contra familiares, simpatizantes y todo aquel sospechoso de apoyar la lucha social y armada de Lucio Cabañas.

Lucio Cabañas nació el 12 de diciembre de 1938 en El Porvenir, municipio de Atoyac. Fue lider estudiantil, profesor egresado de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y fundador del Partido de los Pobres.

El acecho contra la guerrilla de Cabañas arreció tres meses antes de su muerte a partir de la liberación del senador y candidato del PRI a gobernador Ruben Figueroa Figueroa, secuestrado por la guerrilla de Lucio Cabañas del 30 de mayo al 30 de septiembre de 1974.

En su momento de mayor auge, las columnas de Lucio Cabañas fueron integradas por unos 120 guerrilleros, mientras que en su cacería fueron empleados en campo unos 7 mil soldados, de acuerdo con el cronista Victor Cardona Galindo.

En el asentamiento llamado El Otatal, en la sierra del municipio de Tecpan de Galeana, el comandante Cabañas estaba acompañado de tres combatientes. Se trataba de los maestros rurales Lino Rosas Perez y Esteban Mesino Martínez, ejecutados en otro punto cercano a donde quedó el cuerpo de Lucio. Y Marcelo Serafin Juárez, de 14 años, detenido y desaparecido por el Ejército.

En el mitin el cronista de Atoyac, Victor Cárdona, recordó que el Ejército le fue cerrando los pasos al líder guerrillero y matando de hambre a los pueblos de la sierra.

«Empezó a tener hambre el pueblo, la guerrilla y el mismo Ejército, que llegaba a las comunidades y arrazaba con la poca comida».

Se queda cercado el pueblo de Atoyac y Lucio tiene que buscar salida a Tecpan donde ya había una lucha armada contra los talamontes respaldados por la policía judicial.

A pesar de tener ahí delegados, recordó el cronista, era una zona que Lucio no conocía.

El grupo (armado) con el que llegó en lugar de sacarlo hacía arriba lo fue sacando hacia abajo hasta llegar a este lugar.

«Era una cuadrilla que estaba asentada. El día que Lucio cayó había muy poca gente en El Otatal porque habían salido a una boda, algunos dicen que no sabían que Lucio estaba acá».

El Ejército cercó a Lucio ya tan sólo con tres jovenes guerrilleros. Lucio muere después de la balacera que duró por mucho 15 minutos.

El cuerpo del insurgente fue sacado en helicóptero y presentado a autoridades. Luego fue vejado con grapas en el tórax para acelerar el proceso de descomposición.

En Atoyac anduvo voceando un automóvil que había muerto el guerrillero y «bandido».

En el panteón de Atoyac estuvo por mucho tiempo la tumba sin nombre de Lucio Cabañas. El historiador consideró que son 50 años de lucha y resistencia al olvido.

«Está aquí en el recuerdo y en el espíritu un hombre que se adelantó a su tiempo, que ejercitó en la guerrilla la equidad de género. Un hombre que comenzó luchando contra los talamontes. Empezó parando a los madereros en la comunidad de Mexcaltepec, luchó por la democratización de la educación, comenzó a organizar a los campesinos, cafetaleros, copreros y los obreros de la fábrica de tejidos del Ticui. Estaba permanentemente defendiendo los derechos del pueblo».

Micaela Cabañas dijo que su padre dejó un legado y una gran herencia a los guerrerenses y a los ciudadanos del país.

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