El Economista
La formalidad también puede ser informal, y éste es quizá uno de los mitos principales en torno a esta falla estructural del mercado laboral en México, la cual va más allá de los tianguis o las personas vendiendo en un crucero, está presente hasta en el gobierno y en empresas formales.
De acuerdo con el informe El laberinto de la informalidad: mitos, trampas y realidades de las organizaciones México, ¿cómo vamos? (MCV) y Oxfam México, en el país hay cerca de 8 millones de personas en condición de informalidad laboral que se emplean en el gobierno y empresas.
Es decir, es una fuerza de trabajo empleada en centros laborales formales, pero que carece de seguridad social y protección legal por el tiempo trabajado. “Es un fenómeno que atraviesa a toda la economía”, indica el reporte.
De las cuatro dimensiones de la informalidad laboral, las personas que trabajan en empresas formales y gobierno son el segundo grupo más grande, sólo por detrás de quienes se emplean en unidades económicas informales.
Las dimensiones restantes, son los trabajadores informales en el ámbito agropecuario y en trabajo doméstico remunerado, esta última con una sobrerrepresentación de mujeres.
Según el análisis, entre 2023 y 2024 la informalidad en empresas y gobierno fue la única dimensión que creció, y en casi 20 años se ha mantenido con pocos cambios a la baja.
“Solemos pensar que la informalidad laboral está limita a ejemplos como las personas que venden comida en la esquina de la calle o las que trabajan en los tianguis, pero en realidad esto representa solo una parte de un fenómeno más amplio, la informalidad laboral también está en el gobierno, en el sector cultural, en el campo y es mucho más diversa y compleja de lo que parece”, dijo Efrén Pérez de la Mora, gerente de Gestión del Conocimiento de Oxfam México.
Por otra parte, Axel Eduardo González, coordinador de Datos de MCV, puntualizó que la informalidad laboral, al tener diversas dimensiones, requiere de políticas públicas focalizadas que atiendan a cada una de estas realidades.
En términos generales, el trabajo informal “es una parte de la economía que no se ha beneficiado directamente de los aumentos al salario mínimo o las mejoras en la política laboral. Por ello, la informalidad laboral reproduce y profundiza desigualdades territoriales, de género, de ingresos y de acceso a derechos”, destaca el reporte.
Los sectores formales más informales
En la fotografía sectorial, hay actividades económicas en las que la totalidad del empleo informal se concentra en la dimensión de empresas y gobierno, tales como los servicios corporativos, los de generación y distribución de electricidad y los de información en medios masivos.
Y otros, como los servicios educativos, los financieros y los inmobiliarios, más del 70% de su informalidad laboral se concentra en unidades económicas formales, según los hallazgos de MCV y Oxfam México.
“Resulta alarmante que sectores fundamentales para el ejercicio de derechos básicos (como las actividades gubernamentales, la generación y distribución de electricidad, el suministro de agua y gas, los servicios educativos y los servicios de salud y asistencia social) se hayan vuelto más informales en los últimos diecinueve años”, advierte el informe.
De toda la fuerza laboral que carece de seguridad social, las personas empleadas en el sector formal son las que destinan más tiempo al trabajo. Y aunque dentro de las cuatro dimensiones de la informalidad son los que reportan el mayor nivel de ingresos, aún es 62% inferior a la percepción promedio de los empleos formales.