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Prevén eliminar sustancias que dañan la atmósfera para 2030

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Gaceta UNAM

Debemos continuar trabajando para que el planeta no se siga deteriorando y sea un mejor hogar para todos, regenerar la capa de ozono, evitar que haya un calentamiento excesivo y reducir en 0.5 grados la temperatura global, para fines de este siglo.

Así lo afirmó la investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, Elizabeth Vega Rangel, con motivo del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, que se conmemoró el 16 de septiembre.

Este año el lema de la efeméride es “Protocolo de Montreal: Promoviendo la acción climática”, es decir, se busca evitar el calentamiento global excesivo y para ello se debe reducir el uso de hidroclorofluorocarbonos (HCFC), sustancias que no dañan la capa de la atmósfera, pero sí tienen un potencial para calentar el orbe, asegura la académica del Departamento de Ciencias Ambientales del ICAyCC.

Escudo protector
La experta universitaria explicó que la capa de ozono se encuentra en la parte alta de la atmósfera, a aproximadamente entre 10 y 40 kilómetros sobre la superficie terrestre y se encarga de absorber la radiación ultravioleta de alta energía, es decir los rayos UVB y UVC.

Si ésta no existiera, pasaría mucha energía y tendríamos más problemas de cáncer, no se darían los cultivos y se pondría en riesgo la existencia del ser humano y de los seres vivos. No obstante, sí permite la entrada de cierta radiación que hace posible la vida en la atmósfera y la producción de alimentos, entre otros.

Por otro lado, a nivel tropósfera –en el que nos encontramos– hay un ozono dañino, generado a partir de precursores como los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles, que son resultado de las actividades de los humanos.

La científica añadió que se prevé que en los países desarrollados se logre la eliminación completamente de los HCFC en 2030 y en las naciones en desarrollo en el 2040.

Detalló que actualmente se estudia cuáles podrían ser los sustitutos de los HCFC y que tengan un menor impacto climático. Se analiza el mismo dióxido de carbono, así como gases como el propano y el amoniaco.

En el ICAyCC, expuso, se desarrolla un proyecto en el cual estudian las concentraciones de compuestos orgánicos volátiles –que son precursores de ozono– del butano y propano que son muy altas en la atmósfera, lo cual podría deberse al uso de gas LP que se usa para la cocción de alimentos, calentar el agua, e incluso algunos automóviles lo utilizan para funcionar.

En la UNAM, agregó, en el Instituto de Geofísica se miden las transformaciones de la atmósfera desde 1974 y los resultados se reportan a las Naciones Unidas. Otro sitio de medición en el país es la estación de Altzomoni, a las faldas del Iztaccíhuatl.

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