Inicio Ciudad Crece la mancha urbana en México

Crece la mancha urbana en México

7

Gaceta UNAM

De 1985 a 2020, las coberturas antropogénicas pasaron en nuestro país del 69 al 72 % de la superficie total del suelo habitado, es decir, la tierra urbana desplaza los usos de la vegetación nativa y la agricultura de secano (de temporal) en la megalópolis, reveló un estudio presentado por el coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, Francisco Estrada Porrúa.
Al participar en la primera jornada de trabajo del encuentro The Coalition for Biosphere Resilience. Global Environmental Research Working Conference: Connecting Environmental Research to Climate Solutions, el también investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático explicó que los modelos computacionales del incremento de la mancha urbana indican que en 1985 el suelo urbano representaba el 3 % y en 2050 podría ser de entre 17 y 45 % de la megalópolis de México.

Disminuye el área agrícola
En el acto organizado por la Coordinación de Relaciones y Asuntos Internacionales, Estrada Porrúa detalló que, en contraste, el suelo agrícola de temporal disminuye con el paso de los años. Tres de los cuatro escenarios proyectan reducciones de la vegetación nativa que podrían ir de entre el 10 y el 46 %, mientras que uno positivo, en el que se toman acciones preventivas para disminuir este efecto, estiman que el aumento podría llegar hasta el 26 % en 2050.

Durante la plenaria Human Habitats and Biodiversity, realizada en la Unidad de Seminarios Doctor Ignacio Chávez, añadió que, si bien se ha documentado desde hace tiempo que la temperatura en México se ha incrementado más respecto a otras ciudades del mundo, un problema que se presenta son los retos que enfrentan las grandes ciudades y el efecto de las islas de calor; de ahí la importancia de proyectar cuánto pueden llegar a crecer.

En el encuentro que reúne a expertos de la UNAM, la Universidad de Arizona y de Marruecos, Europa e Israel, Estrada Porrúa agregó que, si el objetivo de los especialistas es llegar a la resiliencia en entornos urbanos alrededor de México, implica que los desafíos son complejos, pues en ellos hay un gradiente urbano-rural que se suma a una amplia variedad de condiciones en términos de clima, ecosistemas sociales y económicos, así como políticos y culturales.

En este entorno, continuó, la ciencia y el conocimiento generados desde espacios como las universidades son fundamentales, por lo que se deben ampliar las relaciones entre la Universidad y otras instituciones de investigación nacionales e internacionales.

La directora del Instituto de Biología (IB), Susana Magallón Puebla, subrayó que, debido a su naturaleza de estudio y trayectoria de investigación, los especialistas de esa entidad universitaria están interesados en la emergencia climática, al reconocer que éste es un momento crítico en nuestro sistema biológico y ecosistémico.

Recordó además que, si bien los sistemas evolutivos nos han enseñado que pasan siglos en adaptarse a nuevas condiciones de estrés, los cambios que estamos viendo en el panorama biológico se han manifestado en unas cuantas décadas, lo cual es alarmante porque los organismos no tienen suficiente tiempo para adaptarse.

En el IB, acotó, se ha revisado la evolución del cambio climático en México, las implicaciones sociales de estos procesos, además de las consecuencias para la conservación en áreas urbanas. “Creemos que podemos tener un papel muy importante en ayudar a generar resiliencia al incorporar nuestros estudios sobre biodiversidad en contextos evolutivos, con una perspectiva ecológica”.

Bacterias
En la jornada también participó la investigadora del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, Fabiola Murguía Flores, quien dijo que parte de su trabajo se relaciona con bacterias del suelo llamadas metanótrofas, las cuales son el único sumidero biológico del metano atmosférico, un potente gas de efecto invernadero que es el responsable de cerca del 20 % del aumento de las emisiones contaminantes, a partir de la era preindustrial.

La científica y su equipo desarrollaron un modelo de cómputo para revisar la absorción de estas bacterias en los suelos a escala global llamado MeMo, que con datos del suelo para el periodo 1990-2009 reveló que podrían procesar hasta 33.5 % más metano por año, y en un ambiente cálido y semiárido los resultados serían mejores.

En el encuentro académico también participaron Mario Guevara Santamaría, investigador del Instituto de Geociencias y el Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo (PUEIS), quien habló sobre el papel que tiene la conservación del suelo en la resiliencia para el territorio mexicano; Roberto Garibay Orijel, especialista del IB y del PUEIS, compartió el Atlas de la biodiversidad del suelo mexicano, documento que consideró útil en el desarrollo de políticas públicas y gobernanza en el país para la conservación del suelo.

Exequiel Rolón Michel, subdirector de Sustentabilidad y Relaciones con la Comunidad de Industrias Peñoles, Grupo Bal, describió algunas de las acciones realizadas en dicho grupo comercial en materia de sustentabilidad y adaptación, en respuesta al cambio climático.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí