La Jornada
Quito. Fuerzas policiales rodearon anoche la embajada de México en esta capital, horas después de que el gobierno del presidente conservador, Daniel Noboa, declaró “persona non grata” y ordenó la salida en un plazo de 72 horas de la embajadora, Raquel Serur Smeke.
La declaratoria de “persona non grata” de Serur Smerke, que no significa romper relaciones diplomáticas, se produjo luego de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, señaló que la candidata correísta Luisa María González, aventajaba en las encuestas de cara a los comicios de agosto pasado y tras el asesinato del abanderado centrista Fernando Villavicencio, fue desplazada por Noboa, quien ya en el poder continúa con la línea de sus antecesores Lenín Moreno y Guillermo Lasso para desmontar el Estado y echar para atrás lo avances de la presidencia de Rafael Correa (2007-2017).
Agustín Antonetti divulgó anoche en X un video en el que se ve un estrecho cerco militar en torno a la embajada de México, donde se encuentra desde el pasado 17 de diciembre el ex vicepresidente correísta Jorge Glas.
“En estos momentos, fuerzas policiales de Ecuador están rodeando la embajada de México, dentro se encuentra refugiado Jorge Glas, uno de los principales prófugos de la justicia ecuatoriana acusado de posibles vínculos con narcos”, aseguró Antonetti (https://tinyurl.com/5w3wjspa).
Noboa continuó la persecución judicial, que bajo el esquema de lawfare Moreno y Lasso comenzaron contra Correa y Glas.
Correa, quien vive en Bruselas, fue sentenciado a ocho años de cárcel por acusaciones de corrupción no probadas. A Glas le atribuyen el desvío de fondos públicos destinados a la reconstrucción de pueblos costeros tras un terremoto.
El gobierno del acaudalado empresario Daniel Noboa pidió en marzo a la legación mexicana la entrega del ex funcionario, quien solicitó asilo y aún permanece como invitado, lo que fue rechazado por México.
El gobierno ecuatoriano justificó la expulsión de la embajadora mexicana por lo que calificó de declaraciones muy desafortunadasdel presidente mexicano, quien se refirió esta semana a que González, abanderada de la Revolución Ciudadana, partido fundado por Correa, era la favorita en las encuestas por más de 10 puntos.
Pero el asesinato de Villavicencio, quien criticaba a González, provocó su caída en las encuestas e hizo que Noboa, hijo de Álvaro Noboa, el hombre más rico del país, la rebasara con 52.23 contra 47.77 en la segunda vuelta electoral, celebrada el 23 de noviembre.
Noboa decretó el 9 de enero pasado el estado de conflicto armado interno, que un mes después había llevado a la detención de más de 7 mil presuntos criminales y el pasado día primero dispuso un aumento del IVA de 12 a 15 por ciento para financiar su guerra contra el crimen.
La huida en enero pasado del jefe de Los Choneros, Adolfo Villamar Macías, alias Fito, a quien las autoridades ecuatorianas acusan de ser el presunto brazo operativo del cártel mexicano de Sinaloa, desembocó en revueltas en prisiones y violencia en las calles, que incluyeron el secuestro de policías, alertas y explosiones, vehículos incendiados, motines simultáneos en cárceles, con unos 200 rehenes que lograron ser liberados y la toma de un canal de televisión por 13 encapuchucados armados, que fueron detenidos.
Las disputas en calles y cárceles elevaron las tasa de homicidios de 6 por cada 100 mil habitantes en 2018 al récord de 43 en 2023.
Antes de que Noboa asumiera como el presidente más joven de Ecuador el 23 de noviembre pasado, la violencia política ya estaba presente en las principales ciudades lo cual se volvió más evidente tras el asesinato de Villavicencio, días antes de la primera vuelta electoral celebrada en agosto.
En plena campaña electoral, se conoció que Noboa “controla al menos dos empresas offshores en Panamá”, según informó entonces el diario brasileño Folha de Sao Paulo. Incluso fue mencionado en los llamados Papeles de Pandora, una investigación internacional, en la que cual también fue mencionado Lassó.
Según Folha, Noboa y uno de sus hermanos serían los principales beneficiarios y propietarios de Lanfranco Hondings, con sede en Panamá, y una de las entidades más grandes de la familia Noboa.