* Este martes 24, autoridades locales realizarán un peritaje para evaluar daños en viviendas y parcelas de los desplazados
MISAEL AUTE
Diego Cadenas Gordillo, Director del Centro de Derechos Humanos Ku’untik dio a conocer que 43 familias del ejido Puebla, municipio de Chenalhó, continuan viviendo con incertidumbre, pues permanecen desplazados de sus propiedades ante las agresiones y amenazas de un grupo de personas armadas.
En breve entrevista, el activista aceptó que los casos de este tipo (personas que deben abandonar sus tierras para salvaguardar su integridad) son tratados por las autoridades estatales y municipales para poder llegar a acuerdos, no obstante, hay quienes se muestran reacios a que la zona se pacifique.
Relató que 11 núcleos familiares del total de afectados, tras todo lo que han tenido que pasar, ahora han adelantado que de llegarse a arreglar la problemática se negarán a regresar a sus viviendas. «Piden a las autoridades judiciales se finque responsabilidad penal a las personas que originaron el conflicto, pues han actuado contra la ley y debe castigárseles».
Al ahondar sobre quienes se negarían a volver a sus propiedades, el representante Legal de la Coordinadora de Personas Desplazadas de Chiapas informó que básicamente es la familia del señor Guadalupe Ceuz Hernández, quien fue asesinado el dia en que inició el desplazamiento. «Temen por su vida y están determinados a no regresar al ejido», resaltó Cadenas Gordillo.
En cuanto a los avances que se han registrado en las negociaciones que encabezan las autoridades estatales, reveló que se firmó un acuerdo para que funcionarios locales puedan ingresar al área para llevar a cabo un peritaje de los daños causados a las viviendas y las parcelas, «mismo que está progranado para efectuarse este maertes 24 de noviembre», aclaró.
Tras subrayar que mientras no haya justicia para los afectados, no existirán garantías para el retorno de los mismos, el entrevistado consideró que este proceso aún sera largo. «Se trata de personas que desde hace cinco años lo perdieron todo, por lo que regresar les significa empezar de cero, aunque irónicamente en estos momentos se encuentran igual, es decir, sin un lugar propio para vivir y realizar sus actividades cotidianas».
